La enseñanza que me dejó Nelson Mandela

Imposible no escribir en estos días sobre Nelson Mandela. Político revolucionario de su país, Sudáfrica. Imposible también recapitular los aspectos importantes de su biografía en un blog tan sencillo como este. Sin embargo quisiera apuntar lo que a mí me dejó Nelson Mandela, lo que más le aprendí.

A pesar de lo famoso que es este personaje, yo no lo conocí sino hasta la década pasada, cuando vi un documental sobre famosos intentos de escape de la cárcel, y uno de ellos era el de Nelson Mandela. Luego, tiempo después, volví a escuchar de él en otras ocasiones y me fui enterando de su fama por ser humanista. Pero fue hasta que vi la película de Invictus que lo conocí mejor y me interesé por su trayectoria política y sus logros contra el racismo y la igualdad entre ciudadanos de diferente color de piel en su país.

Nelson Mandela tiene una historia bastante interesante, sobre todo (para mi gusto) porque es uno de los defensores de los derechos de los negros más importantes en Sudáfrica que no fue asesinado. Para explicar lo que más me llamó la atención de Nelson Mandela, hay que entender lo que era Sudáfrica antes y por lo que tuvo que pasar Mandela durante muchos años.

Sudáfrica era (y sigue siendo en menor medida) un país sumamente racista. Me cuesta entender que yo ya estaba en este mundo cuando en Sudáfrica había lugares especiales para blancos y para negros. Existían leyes que prohibían a negros casarse con blancos, e incluso restricciones para cada tono de piel. Los blancos que defendían los derechos de los negros eran exiliados o incluso asesinados ya fuera por el apartheid o por grupos de tendencia neonazi. Nelson Mandela fue encarcelado en 1964 con sentencia de cadena perpetua por tratar de derrocar al gobierno. Ahí permaneció 27 años.

Todo esto es necesario saberlo porque cuando llegó a ser presidente, en vez de tratar de borrar todo lo que tuviera que ver con los afrikáneres (grupo étnico minoritario que controlaba el poder en Sudáfrica), impulsó una campaña para unir a todo el país, y persuadir a todos los negros para que dejaran de odiar a los afrikáneres, puesto que ya no eran enemigos; tenían que trabajar juntos o nunca iban a poder resolver los numerosos problemas que tenía ese pobre país africano.

Nelson Mandela no despidió a los trabajadores del gobierno cuando llegó a la presidencia, ni a blancos ni a negros. Aceptaba ayuda de quien fuera, con tal de que tuvieran el mismo objetivo que él. Procuraba ser amable y respetuoso con la gente que trabajaba para él: cuentan anécdotas de que ponía atención en los gustos y preferencias de los trabajadores del gobierno para poder platicar sobre esos temas o traerles regalos cuando viajara a otros países. Buscaba siempre como reconciliar las diferencias entre razas. Todo esto con un solo objetivo, unificar al país; lograr que todos los sudafricanos tuvieran un mismo objetivo y se dirigieran hacia un mismo fin. Él veía más allá de lo superficial, de lo obvio y de las diferencias. Él se enfocaba en lo bueno y dejaba lo malo de lado. Si sabía que era el punto de atención, ponía el ejemplo para que los demás lo imitaran.

Después de estar 27 años encerrado por un régimen injusto y cruel, salió de la cárcel no solo dispuesto a perdonar, sino a incluir a aquellos, que lo encerraron injustamente, en su plan de país. No se limitaba con no vengarse de ellos, sino que los apoyó con sus tradiciones y su cultura para que se dieran cuenta que él no quería que fueran ahora los negros los gobernantes sino que no importaba si fueran negros o blancos, debían de ser iguales todos porque todos pertenecían al mismo país.

En la película de Invictus se muestra cómo Mandela logró que el quipo de los Springboks, que eran un símbolo del apartheid y, por lo tanto, de la opresión contra los negros fuera el equipo nacional y que la totalidad del país apoyara a ese equipo. En vez de cambiar el nombre, o los colores o modificar de alguna forma al equipo existente para que dejara de ser oficial, lo que hizo fue cambiar a la gente para que dejaran de creer que el equipo de rugby era un símbolo de opresión, y lo vieran ahora como su propio equipo; en vez de cambiar el símbolo, cambió el significado, porque él sabía que era mejor.

Lo dijo muchas veces de diferente forma, la gente no nace odiando a otros por el color de su piel, se les enseña a odiar, y si pueden aprender eso, también se les puede enseñar a amar. Decía, si les quitamos a los blancos el equipo que tanto aman, sólo les demostramos que somos tan malos como creían que éramos; tenemos que ser mejores que ellos. El racismo de blancos contra negros crea también racismo de negros contra blancos, y cuando los negros contraatacan, esto crea aún más racismo, y así sucesivamente, en un circulo vicioso que no tiene fin, si alguien no lo detiene. Mandela fue el único suficientemente valiente e inteligente que logró detener este racismo ridículo, estúpido e infundado. Y eso es lo que más me impactó cuando conocí su historia; después de ver la película y leer el libro. Yo quiero eso para mi país. Yo quiero ser como él. Quiero entender lo que realmente importa, poner atención sólo en eso y hacer que suceda. Si hay algo en mi vida que me distrae de ser una mejor persona y de superarme y llegar a donde quiero, eso debe de desaparecer de mi vida, o debe de ser cambiado, para que deje de ser un estorbo.

La ideología de Mandela de conocer a tu enemigo para poder acabar con él, pero no eliminando a la persona, sino convirtiéndola en tu aliado, es una de las enseñanzas más grandes de las que fue ejemplo. No destruyas lo que tu enemigo ama para lastimarlo, mejor ama lo que tu enemigo ama, para que estén los dos del mismo lado. Respetar a todos los que están contigo, apreciarlos. Valorarlos. Siempre es mejor tener mas amigos; más gente de tu lado, que te ayude cuando lo necesites. Humildad. Sencillez. Eso es lo que me dejó a mí personalmente Nelson Mandela. Descanse en paz un gran hombre.

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