Ahora que volví a abrir el Facebook inmediatamente recordé por qué lo cerré en primer lugar. Entonces la pregunta permanece ¿para qué lo abrí? En primer lugar lo reabrí para poder contactar a gente de una manera efectiva y rápida; con la boda que se aproxima necesito una manera de pedir datos en la que me aseguré que la gente recibe el mensaje. Pero ahora que uso otra vez Facebook me doy cuenta que me sirve como periódico: me mantiene informado de lo que está sucediendo y de las noticias recientes.
Y sin embargo la razón por la que criticó Facebook sigue en pie, la manera en que la gente piensa que su opinión es suficientemente importante como para dejarla escrita en el muro de alguien más. Cuando publicó algo, sobretodo si es una publicación polémica, no es para comenzar una discusión con amigos o desconocidos, sino para fijar mi postura y compartir mi sentir. Y la razón más importante por la que ya no contesto comentarios o provocaciones es porque al parecer la gente en Facebook no quiere solo opinar y ser escuchada, quiere discutir, quiere pelear; y sinceramente no me quiero prestar a eso. Me di cuenta que realmente fue esa la razón por la que cerré el Facebook, yo era de esos que solo estaba buscando confrontar posturas; creía que había temas donde era lógica mi forma de pensar y era tonto quien no pensara así. Y aunque sigo creyendo que hay mucha gente muy tonta e ignorante, no vale la pena confrontarlos. Siempre va a haber gente tonta, gente intransigente, gente conformista y gente provocadora. En algunos temas estaremos de acuerdo y en otros no, sin embargo nadie cambia de opinión por el comentario que le dejen en su muro. Y aunque algunas opiniones son interesantes, si los comentarios son agresivos o suficientemente ignorantes como para darles el mínimo de atención, es mejor ignorarlos y seguir arrastrando la página hacia abajo.
El Facebook me gusta para enterarme de eventos y acontecimientos. Incluso para compartir fotos con amigos y familiares. Pero cuando me empieza a molestar la persona que publica 10 veces al día fotos de su recién nacido, en vez de escribir una publicación en mi muro diciéndole a todos cuánto me molestan esas personas, ahora solo los dejo de seguir. De hecho de poco más de 900 amigos que tenía cuando cerré el Facebook hace un año, ahora lo reabrí borrando a más de 600 personas; en realidad no me interesa mucho la vida de todo mundo ni lo que piensen. Y pensando a futuro, tal vez sea una buena práctica cerrar Facebook de vez en cuando por unos cuantos meses. Se disfruta mucho de no saber lo que piensan los demás todo el tiempo.