Desgraciadamente en un país como México (y no creo que podamos contar muchos países donde no pase esto) cuando llegan las elecciones no se vota por el candidato más preparado, o por quien tenga capacidad de hacer algo por mejorar al estado o al país. Se vota, en el mejor de los casos, por quien creamos que es el menos corrupto, o el que más posibilidades tiene de negociar con la oposición para hacer cambios que, aunque sea en lo mínimo, ayuden a mejorar la economía y faciliten nuestra vida diaria. Pero en el peor de los casos, la gente vota por el candidato más popular; ahora los partidos lanzan de candidatos a "artistas" de televisión, personajes públicos y hasta futbolistas para que la gente vote por ellos.
Claramente a los partidos no les importa la preparación de sus candidatos, porque en realidad ellos los controlan. Son los partidos el problema fundamental de este país y eso nadie lo puede negar. Legislan a su conveniencia descaradamente. Nunca van a aprobar una ley que beneficie a los ciudadanos si esta les afecta o les quita poder.
Por eso, cuando a finales del año pasado me enteré que había un candidato que iba a contender sin partido, llamó inmediatamente mi atención. Después me enteré que era un expriísta y eso me hizo pensarlo dos veces. Pero después de muchos meses de reflexionar, escuchar a todos los candidatos, y observar como se dirigían a la sociedad y lo que proponían, hace dos semanas decidí por quien votar.
No tomé mi decisión pensando en el mejor de los panoramas, sino en el menos peor. No escogí al mejor candidato, descarté a los peores, dejando solo una opción que me convencía por una sola razón: molestar lo más posible a los partidos políticos, en especial al PRI.
El PRI, estoy convencido, es el peor de los partidos políticos, y que nos haya gobernado 12 años es lo peor que le ha pasado a Nuevo León. Lo peor del PRI en estos tiempos son el gobernador, Rodrigo Medina, y la candidata a la gubernatura, Ivonne Alvarez. Lo digo convencido. No hay partido más ladrón y más obsesionado con el poder que el PRI. Y la manera que tienen de "ganar" elecciones es una sola: comprar votos. Sin entrar a detalle, la formula del PRI es mantener a la gente pobre para poder ofrecerles dinero a la hora de votar y así mantenerse en el poder.
No tengo que explicar que Ivonne Alvarez es la única candidata por la que nunca votaría. Pero el problema también es el segundo partido más importante del estado, el PAN. Este partido prometía ser el cambio, el partido 'bueno', el que todos queríamos que llegara al poder para por fin quitarnos de encima la corrupción personificada en el PRI. Pero resultaron ser muy poco diferentes. Y aunque creo que el PAN ha hecho un mejor trabajo que el PRI, ya los dirigentes de este partido son muy parecidos a lo que nos quejamos por tantos años del partido ahora en el poder. También creo que el problema del PAN es que piensa que ya tiene ganada la confianza de la gente y puede hacer lo que quiera. Los últimos tres alcaldes de Monterrey han sido del PAN, y han sido una decepción total. Rateros, corruptos e ineptos. ¿Cómo esperan que votemos por ellos? ¿Solo por que el PRI tiene a la peor candidata de todos? ¿Con qué cara nos vienen a pedir el voto después de los pésimos gobiernos que han tenido en los últimos 9 años? Hace 3 años Ivonne Alvarez incumplió su promesa de terminar sus tres años de alcaldesa de Guadalupe, y este año, Margarita Arellanes del PAN tiraba al suelo su promesa clara de terminar los 3 años de alcaldía en Monterrey. ¿Cómo quieren que les creamos cualquier cosa que nos prometan ahora si no pueden cumplir ni las más sencillas? ¿Cómo se diferencian de un partido altamente corrupto si hacen exactamente lo mismo?
Y entonces, ¿por quién me decidí a votar? Por el Bronco. Un personaje que hasta hace poco no conocía. Había escuchado hablar de él, no por su nombre o su apodo, sino por haber sido alcalde de García. El motivo principal de confiar en que era la única opción por la cual votar es que no tiene partido, y toda su campaña la basó en redes sociales. No gastó el dineral que gastan los partidos en una campaña de medios de comunicación. Eficientó lo que gastaba porque no tenía los recursos millonarios que tienen los otros candidatos. Los partidos políticos se aprobaron a sí mismos decenas de millones de pesos para sus campañas; a los independientes, menos de un millón (y todavía se quejaban de que debería investigar al Bronco para saber si no se había rebasado su tope de campaña; el colmo del descaro). Cabe mencionar que el dinero de las campañas es público y nosotros no tenemos voz ni voto en cómo se gasta cada peso. Quedando claro cómo los partidos no son del agrado de la mayoría de los ciudadanos, llega este personaje y se aprovecha de eso para hacer una campaña en la que promete ciudadanizar el gobierno.
Yo, con tal de no darle mi voto a los partidos, confío en alguien como el Bronco. Pero no quiere decir que creo ciegamente en él. De hecho tenía mis dudas todavía hasta hace algunas semanas; después de todo, ¿por qué confiar en un priista que después de 33 años de pertenecer a ese partido, renuncia y se dice ser independiente? Pero es que no es solo que se haga llamar independiente, es todo lo que ha hecho sin ayuda de los partidos. Es una cachetada con guante blanco a los ineptos y corruptos partidos. Pero lo que decidió mi voto por completo fue que hace casi dos semanas, el candidato con más credenciales y con mínimo historial de corrupción, Fernando Elizondo, se unió a la campaña del Bronco.
Se hablaba mucho de que al PRI le convenía que el voto de los inconformes estuviera dividido entre el PAN, Fernando Elizondo y el Bronco, y asi con su voto duro (voto comprado, robado o como quieran llamarle, pero voto mal ganado) ellos tendrían otra vez la victoria. Pero no contaban con que por fin dos candidatos se iban a olvidar de sus diferencias para unirse y vencer al mal mayor, el PRI. Sinceramente, el día que anunció Fernando Elizondo que declinaba para unirse al Bronco, yo no podía estar más emocionado. Si algo me da vergüenza de nosotros los mexicanos, es que no somos capaces de unirnos para luchar juntos contra un mal común. Primero hundimos a todos antes que aceptar que otro hizo algo mejor para lograr su objetivo. Y esta vez, por primera vez en mi vida veía algo que me llenaba de orgullo: el mejor candidato a gobernador aceptaba que no tenía suficientes simpatizantes para ganar y se unía a la opción que más le convencía; y desde entonces ya no era el Bronco sólo en quien teníamos que confiar, ya podíamos confiar en que una persona con categoría y preparación era parte de un equipo para gobernar.
Ahora que ya tenía certeza de quién era mi mejor opción había que estar seguro de que tenían posibilidades de tumbar al PRI. Las encuestas han probado ser herramientas de información muy poco confiables; muestran los números que quieren que veamos quienes las pagan. Mucho se habló también de que el Bronco, por no tener voto duro (comprado), no le alcanzaba para ganar la gubernatura por más que convenciera a todos los indecisos y votantes libres. Sin embargo, algo me queda claro: siempre van a atacar a quien va a la cabeza o a quien se quiere tumbar. El PRI no volteaba a ver al Bronco al inicio de la campaña, ni el PAN tampoco se preocupó por él, porque no les representaba un reto. El PAN atacaba directo al PRI y la candidata no se presentaba a debatir para evitar mostrar sus debilidades. Del Bronco y de Fernando Elizondo no se decía ni pío. ¿Cuando empezaron a atacar al Bronco? Cuando Ivonne Alvarez se dio cuenta de que era una amenaza para su campaña. Descaradamente las televisora local (Multimedios) y nacional (Televisa) mostraron "investigaciones" que desacreditaban al Bronco. En los periódicos gratuitos apoyaban a la candidata y criticaban al Bronco. En las encuestas evidentemente vendidas al PRI ponían a la candidata más de 10 puntos arriba y en tercer lugar ponían a Fernando Elizondo algunos puntos por debajo del Bronco (cuando en ninguna otra encuesta superaba los 5 puntos porcentuales). Cuando Fernado Elizondo se unió al Bronco, en esa misma encuesta, ahora ponían al Bronco en un lejano tercer lugar y al PAN más cercano a Ivonne Alvarez. La estrategia era obvia: que la gente piense que el Bronco tiene pocas posibilidades de ganar y voten por quien en realidad está en tercer lugar.
En estas campañas me quedé sorprendido al ver lo que el PRI puede llegar a hacer con tal de ganar las elecciones; incluso amigos míos me sorprendieron, hablando bien de Fernando Elizondo cuando iba solo, y echando pestes de él cuando se unió al Bronco. El PRI comprando sin vergüenza alguna votos en las calles, llamando a casas para denostar al Bronco y ofrecer recompensas a cambio del voto por el PRI. A pesar de las evidencias de manipulación, Ivonne Alvarez no se detiene y sigue atacando con todo lo que puede. Y las autoridades que deberían de responder a estas acusaciones no hacen nada, ¿por qué? pues porque están al servicio del PRI.
Y es aqui donde me queda claro por quien me conviene votar. Como escribí más arriba, estoy convencido de que lo peor que le puede pasar a este estado es que gane Ivonne Alvarez, o sea el PRI. Y si el PRI le tiene tanto miedo al Bronco que hasta está gastando millones de pesos, exigiendo a medios de comunicación que usen su influencia para perjudicar al candidato independiente, entonces ese candidato es por quien voy a votar. Convencido de que es lo mejor que puedo hacer por mi estado y por esta pseudo-democracia en la que vivo.
Algo les estamos dejando claro a los partidos: no pueden hacer lo que quieran, no tienen todo ganado. Respétenos y propongan a mejores personas; dejen de robar; no son omnipotentes. No los queremos. Pónganse a trabajar por nosotros, no por ustedes, que para eso les pagamos.