Lunes 9 de Marzo. Prometí no mencionar a López Obrador en mi cuenta de twitter todo el día para dar más énfasis a las mujeres que ese día realizaban un paro nacional. Entonces decidí publicar nombres de mujeres ejemplares para conmemorar el esfuerzo feminista.
Publiqué a Meryl Streep, luego a Frida Kahlo, y pensé que debería enfocarme mujeres mexicanas poco reconocidas; así encontré nombres como Elva Carrillo, Andrea Cruz y María Izquierdo. Pero un personaje me llamó la atención más que los demás: Matilde Montoya, la primera mujer mexicana en recibir el título de Médico. No solo fue conocer lo que logró, sino la época en la que lo hizo. Las mujeres del siglo XIX no estudiaban. Vamos, pocos hombres lo hacían: para 1895, el 80% de las personas adultas en México eran analfabetas. Una mujer, con la cultura machista en contra, logrando lo que pocas personas lograban, merece un reconocimiento mayúsculo. Sobre todo porque (y que no le sorprenda a nadie) hubo muchos profesores que estaba en contra de que una mujer entrara a la escuela de medicina.
Matilde Montoya nació en la ciudad de México el 14 de Marzo de 1859. Desde pequeña mostró mucha capacidad para aprender. A los 4 años sabia leer y escribir; a los 12 terminó su educación escolar. Y para la edad de 16 años obtuvo el título de partera. Pero todo esto no fue suficiente para impresionar a algunos hombres de su época que se opusieron a que obtuviera educación superior. La acusaron de masona y protestante por lo que tuvo que posponer sus estudios.
Vuelve a intentar ingresar a la Universidad en la ciudad de México y vuelven a atacarla y a desprestigiar su nombre alegando que no había acreditado ciertas materias; la verdad era que les molestaba que fuera la única mujer en la universidad. Pero en esta parte de la historia, Matilde tuvo suerte, ya que después de buscar apoyo en diferente instancias, fue nada menos que el presidente Porfirio Díaz quien envió un decreto para que pudiera presentar su examen, entrara a la escuela de medicina y eventualmente recibiera su título.
El legado de Matilde Montoya no termina ahí. No solo abrió la puerta para que más mujeres pudieran ser médicos, sino que trabajó en pro de la educación de las mujeres en México, fundo una escuela para hijas de obreras, fue parte de la Liga Medica Humanitaria, fundó la Asociación de Médicas Mexicanas, y logró que el término de partera dejara de usarse de manera despectiva, entre muchos otras cosas. Es ejemplo de feminismo, qué mejor manera de representar a las mujeres que luchando por su educación. Me sorprende no escuchar más de ella por parte de las feministas de estos tiempos, me parece una imagen que representa perfectamente su movimiento. Es un ejemplo, no solo para las mujeres, sino para todo mundo.
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