-François Mauriac
Hoy leí en el blog de Imagen en la ciencia, de Sergio de Regules, un artículo que les recomiendo muchísimo, acerca
del fomento a la lectura. Les dejo la liga para que por favor lo lean. Y gracias a
eso que leí es por lo que voy a escribir ahora.
Empecé a leer cuando tenía nueve años.
Para muchos será una edad avanzada, para otros, muchos otros, es una edad muy
temprana. Doy gracias a la escuela donde estudié, por haberme obligado a leer
un libro, pero sobre todo gracias a mi mamá que me facilitó la tarea
convenciéndome de que no era tan difícil leer. El primer libro que leí se llama Juan Chorlito y el indio invisible;
no era como los otros libros que yo 'leía', porque este no tenía dibujos en
cada página. Para mí era un martirio leer sin ilustraciones, y este libro tenía
una imagen cada dos o tres páginas, y a veces podían pasar ¡hasta cinco páginas
sin dibujos! ¡Cómo iba yo a aguantar leyendo si quiera dos páginas sin ver una
recreación de lo que estaba sucediendo en la historia! Lo bueno es que con
quien me fui a quejar de maltrato de niños fue con mi mamá que,
inteligentemente, calculó que con el tiempo que me daban para leer el libro
necesitaba yo leer alrededor de 3 páginas por día, y en un mes ya habría leído
todo el libro. Sí, el libro era de 90 páginas, pero para mí eso era una
infinidad, y aparte ¡SIN DIBUJOS!
Pues le hice caso a mi mamá, y para el
primer día ya no podía soltar el libro. Nunca pensé que fuera tan interesante
la historia de un niño sin imágenes para poder visualizar lo que ocurría. Me
gustó tanto el libro, que no lo quería devolver. Le pedí a mi mamá que me lo
comprara, y cuando lo hizo, lo volví a leer inmediatamente. Después de eso ya
no me quejaba de los libros que tuviera que leer en la escuela, aunque a veces
no me gustaban, y si me gustaban mucho los compraba.
Así fui leyendo libros (en realidad eran
cuentos) y disfrutando no sólo la historia, sino las metáforas de la realidad y
muchas veces las moralejas que dejaban esas historias. Me sorprendía que
lograba entender algo que estaba seguro que el autor lo había escrito con esa
intención. Me gustaba identificarme con los personajes, encontrando mi
personalidad en alguno, mis defectos en otro, mis dilemas en las situaciones y
mis reacciones ante problemas similares. Qué interesante era saber que a
alguien más ya le había sucedido lo que a mí.
Luego cuando tenía 13 años subí otro
escalón: leí por primera vez una novela de 400 páginas totalmente sin
ilustraciones. Esa novela fue The
Lost World de Michael
Crichton. Lo leí en inglés lo que hizo más difícil que lo terminara, pero igual
que los otros libros, lograba meterme completamente en la historia. Hubo partes
donde me angustiaba y sentía que me sucedía exactamente lo que pasaba en el
libro (me sentía manejando de reversa, huyendo de un tiranosaurio para luego
voltear a ver el retrovisor y darme cuenta que aparecía otro tiranosaurio por
detrás; ¡y ahora ¿qué hago?!). Así fue también como empecé a leer libros del
mismo autor. Después de ese libro leí Jurassic
Park, que en realidad no me gustó tanto como la secuela, y después de ese leí Sphere. Ese libro fue otro
salto. Me gustó tanto que lo acabé en una semana (para mí era impensable que
pudiera leer 371 páginas en tan poco tiempo), y en ese momento se convirtió en
el mejor libro que había leído hasta entonces. Me sorprendía mucho como un
libro te podía causar temor, tristeza, angustia, risa. A veces me sentía tonto,
pensaba 'por qué me siento así si sólo estoy leyendo'. Admiraba, y admiro
todavía, a los autores que logran un sentimiento explicando algo sin que los
puedas ver o escuchar.
Seguía leyendo por el puro gusto de leer.
Luego leí el libro que hasta ahorita no ha superado ninguno, si acaso lo
iguala: El Principito. Lo
había leído antes, pero fue en secundaria cuando entendí realmente lo que
significaba. Fue la primera vez que leí algo que me hizo cerrar el libro y
querer quedarme pensando en lo que acababa de leer. Fue ese libro el que me
hizo querer leer puros libros que tuvieran profundidad, no importaba que tan largos
o cortos estuvieran. Quería leer algo con substancia. Obviamente no todo lo que
leo es de ese tipo, pero es lo que más me gusta. Encontrar significados
diferentes a lo que literalmente sucede en la historia. Encontrar el parecido
con la realidad, o la crítica hacia algo con lo que el autor esté en
desacuerdo. Reconocer la forma de pensar de quien escribe, y sentir que lo
conoces. Es casi como si pudieras platicar con el autor. Fue El
Principito el libro con el que me di cuenta de lo que significaba la
frase 'el autor sólo escribe la mitad del libro; de la otra mitad debe ocuparse
el lector' (Joseph Conrad).
Admito que soy más lento que muchos cuando
se trata de leer un libro. Y no hablo de la velocidad de lectura, sino de la
capacidad de asimilación. Yo leí El
señor de las moscas cuando tenía
19 años, y no me gustó tanto, me pareció lento y a veces batallaba para
entender lo que sucedía; aunque acepto que es muy buen libro, sobre todo por la
crítica a la sociedad, y el ejemplo que se muestra, no me gustó como para
volver a leerlo. Pero Sergio de Regules lo leyó a los 12 años, y no sólo una
vez, ¡sino cuatro! y le encantó. Yo no creo que a los doce años le hubiera
entendido a lo que quería explicar el autor. Yo puedo leer hoy a mis 28 años,
libros que son para adolescentes, y me fascinan porque sé lo que están tratando
de decir con la metáfora que escogen. Y pienso que tal vez si hubiera leído el
mismo libro a los 14 o 15 años no hubiera tenido tanto impacto en mí, más allá
de que me hubiera gustado la aventura que se explica. Pero aun así trato de
leer libros más complejos para no estancar a mi cerebro.
El primer libro de divulgación de ciencia
que leí fue en prepa, era el libro Miles
de millones de Carl Sagan, y
me gustó muchísimo. De ahí que buscara más libros de divulgación, y siguiendo
mi tradición, compré otro libro de Carl Sagan, el cual ya no me gustó tanto: Los dragones del edén. Pero
gracias a ese primer libro me entró el interés por leer libros que no fueran de
ficción. Leí la biografía de la Madre Teresa de Calcuta, un libro sobre los
ataques terroristas a las torres gemelas, de Pilar Urbano, otro libro sobre el
narcotráfico en México, de Jorge Fernández Menéndez, y otros más, que incluyen
los de divulgación de ciencia de Sergio de Regules.
Las novelas siguen siendo mi lectura
favorita, pero lo importante es leer. La lectura te da una visión más amplia
del mundo. Te deja ver otros puntos de vista diferentes a los tuyos, y aunque
no estés de acuerdo con ellos, lo importante es saber que existen y crear tu
propio punto de vista, pero ya no a ciegas. Una vez que lees con atención
generas un gusto por saber más, por conocer más, y vas creando tu nicho
escogiendo lo que te gusta leer y lo que no. Sergio de Regules, en su blog,
menciona los derechos del lector, que escribió Daniel Pennac en su libro Como una novela. Uno de ellos
es dejar un libro a medias. Yo dejé muchos libros a medias, desde que era
chico, pero hace dos años me di cuenta que eran más de sólo unos cuantos, y me
propuse leer todos los libros que tuviera en mi estante pero que no hubiera leído
o hubiera dejado a medias, antes de comprar más libros. Fue una tarea difícil.
Empecé con el primer libro que dejé a medias, a la edad de 10 años, y cuando
llevaba 100 páginas dije: ya me acordé por qué lo dejé de leer. Era
aburridísimo, pero dije, no, lo tengo que terminar, y lo terminé. No estaba
taaaan mal después de todo, pero obviamente si batallé a la edad de 25 años, a
los 10 era imposible que lo leyera. Y así seguí con casi todos; hubo unos que
fue un suplicio terminar, y otros que fue grande la sorpresa y me dio gusto
haberme propuesto el reto. Por una parte creo que si no te gusta lo que lees
estás en tu derecho si detienes la lectura, pero por otro también creo que no
puedes criticar un libro si no lo terminas, y como sucedió con uno que otro,
puede parecer muy aburrido, pero después se pone bueno, o tiene un final
inesperado, o una explicación que le da sentido a la historia. No sé. Yo
prefiero avanzar lo más que pueda en el libro antes de desecharlo porque no me
gusta dejar las cosas a medias. Acepto que la mayoría de los libros que había
dejado a medias no eran dignos de terminarse, pero gracias a que me propuse
eso, leí dos libros que hoy están dentro de mis favoritos. Cada quien haga lo que
quiera, eso es lo bonito de leer, nadie te puede imponer nada. Otra detalle
importante: uno puede cambiar mucho a través de los años, y lo que antes no nos
parecía importante, puede interesarnos ahora, o al revés lo que antes nos
gustaba puede sorprendernos cómo era posible que nos gustara eso antaño. Por
eso a veces es bueno volver a hojear un libro, aunque no nos haya gustado, solo
para ver si no nos llama la atención. Pero como todo, cada quien tiene su método.
A mí me ha funcionado bien tratar de terminar un libro, escribir lo que me
gusta de algún libro, si vale la pena anotarlo, y calificar los libros que leo
para después saber si me gustaron, o no, o cuanto me gustaron, y poder decidir
si lo retomo, o lo dejó en el estante.
Tal vez sea tiempo de que vuelva a leer El señor de las moscas.
Ya como epílogo, quiero dejar una lista de los libros que más me han gustado. Pongo los títulos en el idioma que los leí.
- El Principito Antoine de Saint-Exupery
- The catcher in the rye J. D. Salinger
- Eaters of the Dead Michael Crichton
- The body Stephen King (es un cuento incluido en el libro Different seasons, que son 4 historias cortas)
- El resplandor Stephen King
- Star Wars: Episode III Revenge of the Sith Matthew Stover (aunque no lo crean, es buenísimo; pero sí se necesita un nivel básico de conocimiento del universo de Star Wars para poderlo entender al 100% y disfrutarlo más)
Ahora sigo con recomendaciones de libros que no son de ficción.
- Miles de millones Carl Sagan
- Qué Cientifica es la Ciencia Sergio de Regules
- Las orejas de Saturno Sergio de Regules
- Cinco mil años de palabras Carlos Prieto
- No Limits, The will to succed Michael Phelps
- Playing the enemy John Carlin
- Jefe Atta Pilar Urbano
- De los maras a los zetas Jorge Fernández Menéndez, Victor Trujillo
Saludos a todos.
"Cuando era chico leía, casi siempre, para aprender; hoy, a veces, leo para olvidar."
-Giovanni Papini