El día de mañana, el libro de "El Principito" cumple 70 años (originalmente publicado en Estados Unidos, el 6 de Abril de 1943 con el titulo de The Little Prince). Tanto para mí como para los millones de personas que encontramos en esta historia un espacio de reflexión y aprendizaje, este acontecimiento nos emociona. En el septuagésimo aniversario de este libro tan importante para mí, quiero dedicarle una entrada como tributo.
La historia del aviador que, al haber tenido una avería su avión, se encuentra con un muchachito en medio del desierto, no ha pasado de moda y no lo hará por muchísimo tiempo. Este cuento para niños, adolescentes y adultos de todas las edades puede ser leído una y otra vez y nunca dejará de sorprendernos. Tiene mil significados que cambian con las experiencias de cada persona en cada momento de su vida. Antoine de Saint-Exupéry, en sus diferentes libros, examina las reacciones y personalidades de las personas, enfocándose en actitudes muy positivas. En este libro, que fue su obra más importante por mucho, hace una reflexión sobre las muchas situaciones en las que nos podemos ver involucrados los seres humanos, incluidos los sentimientos más profundos y valores como el amor, el egoísmo, la soledad, la esperanza, la fe, la amistad, la duda... El viaje de el Principito a la Tierra, desde su asteroide B-612, su exploración, en busca de los hombres, su amistad con el zorro y los diferentes personajes con los que se encuentra antes de conocer al narrador de la obra nos da un telón de fondo para entender por qué cuando llega con el piloto lo primero que pide es que le dibuje un cordero. Todas las incógnitas que envuelven al pequeño personaje que solo pregunta y pregunta nos van obligando a cuestionarnos nosotros mismos quién es ese niño, por qué quiere lo que quiere, y al mismo tiempo aplicamos eso a nuestras propias vidas y maneras de pensar. Lo más interesante es que las preguntas no quedan respondidas en su totalidad, dándonos margen para reflexionar e inventar nuestras propias respuestas.
Basado este cuento en la propia experiencia de Saint-Exupéry en 1935 cuando una avería lo dejó detenido solo en el desierto de Sahara, nos hace pensar sobre la capacidad del autor de traducir sus propias emociones a una parábola que todos los lectores puedan tomar como suya. Esas experiencias personales tan abstractas son las que nos ayudan a identificarnos una y otra vez con los personajes y situaciones de un cuento tan simple.
Antes de encontrar en el 2003 los restos del avión de Antoine de Saint-Exupéry, y pruebas del derribo de su nave en 1944, su inexplicable desaparición parecía un bello epílogo para su cuento. Al igual que el Principito, había desaparecido sin saber exactamente a donde había ido. Bien podía haberse escrito que él mismo había volado hasta el asteroide B-612 para encontrarse con su amigo.
Por esta razón el libro ha sido traducido a más de 250 idiomas y dialectos: cuando estudié en Italia me di cuenta de que por cada dialecto que hay en los diferentes países europeos, puedes encontrar un libro de 'El Principito'. Recientemente, en el 2012, se tradujo este libro al otomí. Yo estoy feliz por este hecho ya que me da gusto saber que más gente va a poder tener acceso a este maravilloso documento que nos hace reflexionar sobre nosotros mismos.
Desde la dedicatoria (a León Werth cuando era niño), hasta el final inconcluso, este libro me ha llenado el alma con emociones indescriptibles, y es por eso que siempre recomiendo leerlo: porque no puedo explicar lo que significa, se tiene que entender por uno mismo.
2 comentarios:
Excelente, Chema, como siempre. Yo también soy fan de El Principito desde los 70s, cuando lo leí por primera vez. Cada vez que lo leo, en diferentes momentos de mi vida, encuentro más significados y me identifico más. Saludos.
me da gusto que otra vez coincidamos tio. este libro es mi favorito, esta incluido en mi lista de los tres que puedo decir que marcaron mi vida (jajaja como a peña nieto la biblia, jajajaj). Saludos.
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