Cada año me quedo con muchas ideas que me gustaría desarrollar en entradas de este blog y que por diferentes razones se quedan truncas. Es un poco frustrante, sobre todo cuando las ideas no maduran y se quedan en la lista de "notas por publicar ". Este año dejé pendientes varios temas por desarrollar: desde el consumismo desde un punto de vista catastrófico, pasando por villanos empáticos y cómo se traducen en personajes reales que gente admira a pesar de ser criminales, hasta observaciones sobre si pedir disculpas realmente importa hoy en día ya que tanta gente quiere ver hundidas a celebridades que se expresan incorrectamente a pesar de exigir (y recibir) disculpas de parte de ellos.
Pero al final lo que más mal sabor de boca me dejó fue dejar pendiente una entrada sobre una reflexión de la mini serie Chernobyl, de HBO. Después de ver esta extraordinaria producción medité mucho sobre las mentiras colectivas; la manera en que el Estado engaña al pueblo, y cómo al pueblo le gusta estar engañado. La falta de responsabilidad que esto implica, y las catástrofes que pueden llegar a ocurrir debido a eso.
Después de ver la serie leí dos libros sobre el tema y vi varios documentales en internet. La tragedia de Chernóbil fue un evento de mucha importancia. No solo evidenció la corrupción en la Unión Soviética, sino que expuso los riesgos de manejar una planta nuclear sin las debidas precauciones. Los relatos de las personas que vivieron ese accidente son tristes, conmovedores, admirables y trágicos. Hay mucho que aprender de ese episodio de la Historia; sobre todo porque con mucha preocupación veo que estamos repitiendo los mismos errores que llevaron a la implosión de esa economía.
La manera de torcer la realidad por parte de las autoridades soviéticas era inigualable. El modo de mantener dormidos a sus habitantes y oprimirlos de manera que se acostumbraran a no pensar y obedecer instrucciones siempre, era deprimente, y entre más estudio este fenómeno me causa más repugnancia. Ningún sistema político es perfecto; ningún país tiene un gobierno idóneo; pero la Unión Soviética, no tengo dudas, fue uno de los peores experimentos.
Hay mucho qué decir sobre esto. Tal vez debería haber escrito varias entradas para lograr desglosar los diferentes ángulos desde los que se puede explorar este tema. Lamentablemente varios de estos ángulos resultan en comparaciones con el actual gobierno que tenemos en México. En especifico la manera de ignorar la ciencia y a los expertos que son acusados de fatalistas o traidores, y el aborrecible método de culpar a otros de las fallas propias.
No quería dejar terminar el año sin recomendar esta serie, este tema, estas reflexiones. El final de un año y el inicio del siguiente son buenos momentos para hacer pausas, ver hacia el pasado para evaluar, y hacia el futuro para planear.
Este año que comienza en algunas horas será muy importante para mí, pase lo que pase. Tendré muchas situaciones qué reflexionar, y poco tiempo para hacerlo. Pero espero poder por lo menos darme un espacio, de vez en cuando, para escribir mis pensamientos, y dejar evidencia de lo que me parece digno de recordarse.
Feliz 2020.