El tren

El tren se descarriló veintitrés minutos después de salir de la estación de trenes. Una pieza de las vías se había dañado por el frío intenso y el tren se fue de lado. Murieron 86 personas incluyéndome a mí y a Jess. Era la primera vez que viajábamos para visitar a su familia que vivía a 3 horas en tren de la ciudad de Chicago. También era la primera navidad que yo iba a pasar fuera. Y pasó esto. 

Las dos familias, la mía y al de Jess, estuvieron de luto un mes. Oficialmente solo 7 días, pero en realidad les tomó un mes volver a sus actividades normales. La familia de Jess se juntó por completo para el velorio. Mis papás creo que nunca lo superaron. Todos hablaban de la tragedia con coraje. Cómo era posible que esto hubiera pasado solo nueve meses antes de casarnos. Cómo había pasado esto cuando por fin yo había encontrado a alguien con quien compartir mi vida. ¿Cómo? Si todo iba bien. No quiero que parezca alarde, pero yo era muy querido entre mis familiares, amigos y conocidos. Y por eso a todos les dio mucha pena por mí. Mis amigos en verdad no lo podían creer. 

Pero se les olvidó que yo ya no estaba ahí. A mí no me dio coraje haberme muerto en ese tren a las 2:08 de la tarde del miércoles. Yo estaba muy contento de ir a pasar navidad con la familia de Jess. Cuando el tren se volteó estábamos hablando de lo increíble que sería realizar un viaje en tren por Chihuahua; hasta empezamos a pensar cuándo podríamos tomar una semana entera de vacaciones los dos para hacer ese viaje. Nuestras vidas nos gustaban cada días más. Y como nos morimos, no fuimos capaces de saber si iban a ser así de increíbles o no; pero en nuestros planes era muy interesante. 

Ya en la muerte no sentimos lástima por no haber cumplido nuestros viajes, ni nuestra boda ni nuestra casa. Ya no importa nada. Ya nos fuimos. Nos fuimos juntos. Ninguno lloró al otro. Ninguno se quedó solo. Son los que se quedaron los que piensan en lo que pudo haber pasado, y cuánto querían que yo fuera feliz y que disfrutara todos esos planes. Piensan que tal vez si yo no hubiera sido tan selectivo y tan quisquilloso. Si no me hubiera esperado tanto para tener novia, tal vez ya estaría casado, y con una mexicana, y no hubiera hecho este viaje y no hubiera estado en este tren y todavía estaría vivo con ellos, tal vez ya con hijos. Si hubiera hecho como hacen muchos otros, seguir con el negocio familiar, no arriesgar tanto en lo que te va a dar estabilidad económica. Cada decisión que tomé me llevó a estar sentado en ese tren a la hora del accidente. Y ahora ya no había manera de que yo regresara. 

Lo que no saben es que esa vida hipotética en la que no hubiera muerto en un accidente de tren, me hubiera llevado a donde yo no deseaba. Ese camino me hubiera dado una vida más larga, pero menos rica. El tiempo extra de esa vida paralela jamás hubiera compensado los 23 meses vividos con Jess. Qué importa haber vivido más si hubiera sido todo lo que ya sabía que existía; si no hubiera descubierto nada por mí mismo. Es más, esa vida longeva y tranquila, ya la había vivido, al menos en experiencia ajena. Ya había visto a mucha gente seguir ese camino marcado y que todos sabemos dónde termina. 

No me arrepiento de las decisiones que tomé, aun ahora, muerto. Si me hubieran dado la opción de no morir hoy a cambio de la vida que escogí vivir, me hubiera reído, y hubiera pagado tal vez el doble por los pasajes de tren al pueblo al que íbamos. 

El viaje en tren es emocionante no por el destino que ya sabes cuál es y dónde termina, sino por el paisaje que recorres; por la gente que va contigo en el mismo carro; por la posibilidad de bajarte en cualquiera de las paradas y tomar el siguiente tren que venga. El destino final todos lo sabemos, pero hay quienes se la pasan todo el trayecto leyendo el boleto para asegurarse que van a llegar ahí. Otros preferimos pasar de un carro a otro para ver quien está por allá; ver de lejos los cambios de vías y tratar de adivinar cuál va a tomar nuestro tren, mirar por la ventana y observar. 

Al final nadie me aseguraba un trayecto seguro en otro viaje en otra vida. Este tren por lo menos lo escogí yo. 




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