quien sabe ver, ve más

Ir a ver una película al cine en estos tiempos es un volado. Hay tanta basura importada de Estados Unidos y de los grandes estudios, y tanta urgencia por hacer dinero con esas películas que sacrifican los elementos que realmente hacen que valga la pena pagar para ver una película. El problema es que las personas comunes y corrientes no podemos distinguir entre una buena historia y una mala porque los productores se enfocan en impresionar al espectador con costosos efectos visuales que inhiben el buen gusto del consumidor. Desde que somos chicos aprendemos a ver películas en la forma de caricaturas en carne y hueso. Generamos un gusto al ver efectos visuales o maquillajes impresionantes que solo podemos ver en los filmes, cuando en realidad el buen cine se enfoca primordialmente en la historia que nos narra y la manera en que nos la narra. Al perder enfoque en esos dos aspectos dejamos de notar los detalles que hacen que ver una película sea realmente una experiencia. 

Un comercial publicitario de una cadena de cines en México (muchos sabrán a cuál me refiero) que aparece antes de cada película, muestra una secuencia en la que aparecen referencias a muchas películas recreadas en la escena. Durante el movimiento de la cámara alcanzamos reconocer diferentes personajes o escenas de películas, pero solo si conocemos las películas. Aparecen alrededor de 30 referencias en el minuto y medio que dura el comercial, pero estoy seguro que mis papás no reconocerían ni 15; y el slogan del comercial dice “donde los que saben ver, ven más”. Esto es muy cierto, y no solo aplica al cine a donde vayamos a ver alguna película, sino en general. Tener conocimientos previos nos ayuda a apreciar mejor lo que observamos. 

El conocimiento es poder. Esta es una frase que nos alienta a educarnos. El conocimiento sobre algo nos ofrece alternativas para sacar provecho de situaciones que se puedan presentar, y también nos ayuda a disfrutar de las experiencias. Discernir entre buena música y mala música puede ser muy subjetivo si no sabemos nada sobre ritmo, armonía y melodía.  Lo mismo sucede con filmes, literatura, arquitectura, teatro, pintura, etc. Si no se tiene conocimiento, aunque sea básico, cualquier cosa que nos presenten nos puede impresionar, o también podemos quedarnos indiferentes ante una obra maestra. La diferencia entre un critico y un  aficionado es justamente el conocimiento que uno tiene sobre el otro. Al ir a un museo podemos pasar por alto un gran numero de obras maestras, porque no sabemos identificar lo que las hace especiales. Es solo cuando nos explican que nos damos cuenta lo valiosas que son. 

El conocimiento se puede obtener de dos maneras: por el estudio o por la experiencia. Es difícil que una persona promedio tenga el tiempo para estudiar cada tema que le interese, pero es por eso que es importante leer, informarse y buscar experimentar cuanto más se pueda acerca de aquello que disfrutamos. Incluso existen videos en youtube que intentan ayudarnos a ser más perceptivos del arte en diferentes versiones. Pero la experiencia ayuda mucho. Entre más películas vemos podemos comparar lo que nos gusta y lo que no de cada una, y es más fácil identificar cuando un trabajo es mejor que otro. La propia experiencia puede ayudarnos a discernir entre una buena película y una que no vale la pena volver a ver. Lo mismo pasa con los libros. Entre mas leemos, creamos un criterio para evaluar lo que nos gusta, y si encima leemos sobre lo que hace que una obra tenga elegancia y cautive a los lectores, podemos identificar este tipo de cualidades en los ejemplares que llegan a nosotros. Apreciar el arte únicamente se alcanza conociendo de arte; y aunque el arte es muy subjetivo, entre más conocemos mejor podemos explicar por qué nos gusta algo y otras cosas no. Ser experto en arte no es para todos, pero teniendo un mínimo de conocimiento podemos disfrutar mucho más lo que vemos cotidianamente.

La importancia de esta idea que me interesé en escribir radica en la calidad de productos que estamos recibiendo como consumidores. Vivimos en una época en la que los XV años de Rubi genera más ganancias a los medios que noticias sobre éxitos de jóvenes mexicanos en eventos mundiales. Películas de la talla de Pixels, que tiene pésimas reseñas de críticos y público en general, genera mucho más dinero que Birdman, una película en la que podemos apreciar muchísimo arte bien hecho. En nuestra realidad existe mucha ignorancia que limita nuestra capacidad de apreciación. Algo de lo que disfruto mucho es escuchar a alguien que me cuente temas sobre los que no sé tanto. Aprender nos ayuda a poner atención de nuestro alrededor.  Si podemos ver la belleza en las cosas, despertamos el interés en ellas. Entre más cultos somos, más apreciamos el mundo. Creo que esa es la mejor manera de incentivar a alguien a leer, a aprender, a conocer más.




 

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