La muerte disfrazada
de persona
Sin darnos cuenta de las razones
que motivaron a la Dra. Ryan Stone a subirse a un transbordador espacial y
llevar a cabo una misión en la órbita de la Tierra, el personaje principal de
la película muestra a una persona normal, sujeta a un brazo mecánico pegado al
Explorer. Está trabajando en la instalación de un scanner con su mirada fija en
los aparatos y detrás de ella el planeta Tierra, espectacular, gigante y
hermoso. Sin expresión en su cara o en su voz, Ryan Stone sigue trabajando en
su tarea. Después nos enteraremos que en realidad no solo es el estado de ánimo
de una persona seria o tranquila, sino que es lo que queda de una persona que
sufrió una gran pérdida, y para quien la vida ya no es vida. Para Ryan Stone la
vida consiste solo en despertarse, ir a trabajar y regresar a casa. Es la
muerte en vida que le ha dejado la muerte de su hija.
Esta referencia muy particular a
la muerte me lleva a pensar en lo que tiene que pasar para que alguien deje de
disfrutar la vida. ¿Quién no ha pasado por una situación difícil? ¿Quién no se
ha preguntado qué sentido tiene seguir viviendo? Sin embargo, nadie que no
tenga un hijo puede sentir el miedo a perderlo. Y nadie que no haya perdido un
hijo nos puede contar del dolor que se sufre, pero eso no nos detiene a
imaginarlo. La primera cara de la muerte que se nos presenta en la película no
es la de la muerte física y literal; es una muerte emocional, espiritual. No
hay razón para vivir en esa persona, y eso la deja sin la esencia de la vida.
La Tierra gira detrás de ella, pero ella solo se fija en un aparato inanimado y
en eso está consumiendo su tiempo.
¿Cuánta gente, sin tener ningún problema,
está igual de muerta por dentro? Cuánta gente se distrae en las cosas sin esencia
y se pierde de la grandeza de la vida que podrían disfrutar con tan solo
girarse para observar. Y después, independientemente de si se desperdicia o se
aprovecha el tiempo que tenemos, obligadamente llega la muerte real. Como en la
película llegó para los astronautas. Rendirse es lo mismo que morir, como
también nos muestran en una escena donde Ryan, al verse en la situación
desesperada de no tener ninguna manera de salvarse decide suicidarse; darse por
vencida. La misma cara de la muerte llegando a ella de manera emocional, para
convertirse en una muerte literal.
La primera persona muerta que se
muestra es Shariff, el astronauta indio. Ryan lo vuelve hacia ella para verlo
sin vida, y sin embargo, lo siguiente que se muestra es la vida de Shariff: su
familia en una fotografía. Esa es la muerte carnal que no causa pena, pero a la
que sabemos todos que inevitablemente vamos llegar. Es la misma muerte que
llegó para la hija de Ryan, cuando apenas tiene 4 años de edad. Es la muerte
que al final todos tenemos que aceptar porque no podemos escapar de ella, y por
eso es que sorprende cuando vemos gente que no disfruta su vida, como en esos
momentos sucede con Ryan Stone. La vida y la muerte van de la mano, y en la
última entrada de esta serie de entradas, retomaré esto.
“La vida en el espacio es
imposible” nos dicen al principio de la película, como si no supiéramos eso; pero
no creo que incluyan ese dato porque no lo sepamos, sino como un recordatorio:
fuera de la Tierra no es posible vivir, así que si es aquí donde la vida es
posible, preocúpate por vivir.
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