Detenernos para poder avanzar
Cuando llevo mucho tiempo
escribiendo normalmente me detengo, para revisar si hace sentido lo que quiero
decir o si le falta un poco de orden a las ideas. Para mí es necesario releer las palabras para saber si se requieren más
ejemplos, si necesito explicar más alguna idea o, si suena muy repetitivo algún
párrafo, reescribirlo. Después de asegurarme que lo que ya tengo escrito hace
sentido, continuo. Esa pequeña pausa cada ciertos párrafos me ayuda mucho, para
detectar nudos y deshacerlos antes de que sean más grandes y se hagan cada vez
más complejos.
Pero no solo para escribir me sirve
hacer pausas. Muchas veces, cuando tengo algún problema y estoy desesperado, me
acuerdo de hacer un alto absoluto, tranquilizarme, descansar, y pensar; y curiosamente
se me ocurren opciones nuevas para resolver mi problema. No soy el único al que
le pasa esto, estoy seguro. En la película de Gravedad vi varios ejemplos.
Ryan Stone sale disparada después
de soltarse del brazo mecánico que la sujetaba. Está girando sin poder
sujetarse de nada, entra en pánico, gritando, despavorida. Matt le pide
referencias para poder ubicarla, pero Ryan no se puede concentrar por la angustia; sigue girando y respirando con espasmos, la
voz de Matt se deja de escuchar y entra en shock; de repente se queda quieta
por un momento, sin hablar, sin respirar, con los ojos desorbitados, y segundos después, se recupera, vuelve a respirar ahora de manera
más calmada, se tranquiliza y empieza a pedir ayuda pero no aterrorizada
como antes. Reconoce diferentes objetos y se ubica con respecto a la Tierra.
Sigue hablando sin saber si alguien la escucha, pero ya no grita ni está alterada como antes; y momentos después Matt entra en su
frecuencia de radio, logra ubicarla y la rescata.
Este tipo de pausas se repiten
durante la trama. Cada vez que hay un problema, a este le
sigue un momento de calma, y luego las cosas empiezan a salir bien. Es el momento, en
medio de cualquier crisis, en el que te separas un poco del problema para poder
verlo en perspectiva. Ordenas tus ideas, retomas fuerza, y vuelves a los
golpes, pero con una visión más clara, y por alguna razón (al lo menos en mi
experiencia personal) si no encuentras una solución por tu cuenta, llega la
respuesta de algún otro lugar, o llega ayuda, o aparece otra alternativa. Son las
pausas, por más pequeñas que sean, las que nos dan la oportunidad de tomar aire para poder seguir.
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Podemos notar el cambio en el estado de ánimo de Ryan después de que sucede una pausa. Su actitud y su espíritu son diferentes; y la situación en la que se encuentra siempre mejora.
No se trata de detenernos en seco,
ni de olvidarnos de nuestros problemas. Pero esas pequeñas interrupciones en medio de una
dificultad parecen debilitar la mala situación dándonos una ventaja, que si
sabemos aprovechar, nos puede resultar en la superación de un obstáculo.
2 comentarios:
Muy bien Chema, lo entendí perfectamente. Jesús, antes de iniciar algo importante siempre se detenía a orar como cuando se fue al desierto por 40 días para empezar la evangelización.
Tienes razón tia. De hecho hay muchos ejemplos, incluso en la literatura se ve mucho esto. Y me fijé mucho en eso cuando vi la película. Saludos tía, gracias por leer.
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