
Somos muchas las personas que jamás apoyamos las candidaturas absurdas de los partidos políticos; ni falta hace decir que tampoco les dimos el voto. Es absurdo defender a un actor de telenovela como diputado, o a un exfutbolista como gobernador, o a un ex boxeador para cualquier puesto de política. ¿Por qué si se quejaban de Carmen Salinas no se quejan de Sergio Mayer? ¿No es un cambio lo que querían? ¿Por qué ahora sí se conforman con basura?
El argumento más razonable sería “votamos por quien mejor va a combatir la corrupción, aunque no sea lo mejor, aunque tenga muchas fallas”; si esa fuera la respuesta, se entendería. Pero no, la respuesta es la defensa de la decisión absurda: no te quejes, ustedes votan por sus ineptos, y nosotros por los nuestros. Ante esta situación dan ganas de llorar de frustración. ¿No somos capaces de exigir lo correcto? ¿Tenemos que conformarnos con miserias? ¿Cómo esperamos realmente salir adelante cuando el empleado al que le pagamos hace un mal trabajo y en vez de reclamarle, lo protegemos ante las críticas, solo porque nosotros lo escogimos?
Si somos tan miopes para reconocer lo malo solo cuando no es de nuestro equipo, no podemos aspirar a triunfar. En las elecciones pareciera que los ciudadanos nos dividimos en equipos según por qué partido votemos, sin entender que los verdaderos equipos son los políticos contra los ciudadanos. Nosotros los escogemos, nosotros les pagamos, nosotros les exigimos que hagan bien su trabajo. Si no nos atrevemos a criticarlos, que no nos sorprenda que nos sigan metiendo goles.

Dicen que chango viejo no aprende maroma nueva. Si MORENA no aprende de lo que hundió al PRI a un lejano tercer lugar, no puede aspirar a seguir triunfando como lo hizo el domingo. AMLO se supone que representa el cambio, pero todavía falta que lo demuestre con los hechos, si no, lo único que logró fue cambiar el nombre del partido en el poder.
Pero ¿y los ciudadanos? ¿Aprenderemos maromas nuevas? ¿Aprenderemos a defendernos de nuestras propias decisiones? Si no nos atrevemos a exigir buenos candidatos, sin importar qué tan malo sea el del partido opositor, nunca podremos aspirar a deshacernos de la corrupción, sin importar qué redentor nos prometa venir a salvarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario