Una pregunta sesgada es una pregunta formulada de tal manera que favorece a una respuesta particular sobre otra. Desconfiamos de inmediato cuando identificamos una pregunta sesgada porque nos damos cuenta que nos quieren engañar. No importa si es importante o no el tema del que se nos pregunta, simplemente sospechamos que hay algo más allá de la respuesta que demos. Ya sea que se quiera favorecer una respuesta o que se pueda tergiversar lo que se conteste.
La consulta famosa que AMLO mandó hacer es una de esas preguntas de las que vale la pena desconfiar. Todos estamos de acuerdo, incluso quienes la defienden, que la consulta tiene nula validez por diferentes razones, y sin embargo se va a tomar en cuenta para decidir un tema muy importante para el país. Quienes están a favor de la consulta (morenistas y votantes de AMLO) claman que por fin le están preguntando al pueblo lo que piensa y lo que quiere. Los que lo criticamos es porque no creemos que el pueblo, con menos de 25% de la población adulta con estudios superiores, pueda decidir sobre un tema tan complejo como la factibilidad de construcción de un aeropuerto.
Pero también criticamos la falta de compromiso de un presidente electo. No lo elegimos para que nos preguntara qué pensamos de temas de economía, infraestructura, seguridad, inversión, etc. y sobre eso basar sus decisiones. Se supone que su plan para el país ya lo explicó en su campaña y si ganó es porque la mayoría de la gente confió en él. Dicen que solo hace la consulta para el aeropuerto porque es un problema heredado de la administración que termina en diciembre de este año, sin embargo ha dicho en más de una ocasión que él piensa gobernar consultando al pueblo, por lo que no deja duda que no es solo para temas que decidió la administración saliente.
La población no puede educarse en todos los temas que interesan al país, es por eso que elegimos representantes para que las decisiones sean tomadas ágilmente. El trabajo de los políticos es justamente ese. No veo por qué tendrían que preguntarnos algo para lo que no estamos preparados y luego, seguramente, justificar cualquier falla diciendo que el pueblo fue quién decidió. Lo políticos deben asumir responsabilidad de sus acciones. El PRI decidió ser igual de corrupto de lo que ha sido siempre y pagó las consecuencias quedando en un humillante tercer lugar; pero no por eso vamos a poner a votación si se tira a la basura la totalidad del dinero invertido en el aeropuerto, eso lo debe de decidir el presidente entrante asesorando con expertos y evaluando si vale la pena continuar o no.
Pero lo que más preocupa de esta consulta no es su legalidad ni lo que se decida con ella, sino que siente un precedente que se pueden tomar decisiones de esta manera, lo que, dejemos claro, ¡no es correcto! Una consulta popular no puede ser la manera en que se resuelvan temas importantes en un país que no sobresale por su educación. Una medida necesaria que afecte a corto plazo a la mayoría de la población jamás ganará en una consulta democrática, sin embargo los políticos, como expertos en la materia, deben ser responsables y tomar medidas impopulares por el bien de la nación; ese es su trabajo, hacer lo mejor para todos. ¿Qué sería de los homosexuales si sus derechos se pusieran a consulta democrática? ¿Cuánto dinero tendría el gobierno si se pusiera a consideración del pueblo el pago de impuestos? (Pista: hay una razón por la que se les llama “impuestos”.)
Esta consulta lo que está presentando es una manera incorrecta de hacer las cosas. La cantidad de personas que pueden participar es menos de 1.5 millones, simplemente porque no hay más boletas. Esto representa menos de 2% de los votantes registrados en el padrón electoral. La gente que avala esta consulta, piensa que menos de 2% de la población puede decirdir sobre un tema tan importante como el destino de miles de millones de pesos.
Para mí lo preocupante es que AMLO esté haciendo creer que la muestra es representativa y que vale la pena saber lo que piensa ese 1.6% de la población. Y con ese mismo argumento pueda llegar a consultar lo que quiera, incluso (cómo no) la reelección de su mandato.
Ya escribí sobre cómo AMLO ha usado los mismos discursos que Hugo Chávez, diciendo que no se reelegirá y que inclusive someterá a consulta la revocación de su mandato cada dos años (bueno, primero aseguró que sería cada dos años, y ahora, cada tres). Ya sabemos que Hugo Chávez se reeligió hasta su muerte y encarceló a opositores políticos ¿que detendrá a AMLO de someter su reelección a una consulta con la votación del 2% de la población?
Algunas personas evidenciaron lo que ya todos sabíamos: que la consulta carecía de la mínima confiabilidad: las boletas no tienen candados, las urnas se resguardan en casa de alguno de los organizadores, y estos, todos, atienden a las necesidades del único partido político que organizó la consulta. Afuera de las casillas hay gente aleccionando en alta voces lo que se debe de votar. En sí la consulta es una burla. Y nadie que no tenga intereses de por medio la daría seriedad alguna. Sin embargo es preocupante que el presidente electo salga a menospreciar la vulnerabilidad de la consulta diciendo que ellos no son corruptos y por eso no deben de desconfiar de lo que están haciendo. Dice que nunca han hecho fraude y que nadie se atreve a alterar los resultados y nadie lo va a hacer porque el proceso es limpio y democrático. Debe de recordar el señor López Obrador que las cosas no suceden solo por decreto. Cabe mencionar que en septiembre los senadores de MORENA negociaron con el gobernador de Chiapas, miembro de uno de los partidos políticos más corruptos del país, 5 diputaciones a cambio de su licencia para que pudiera ser gobernador y senador al mismo tiempo, todo con el fin de tener mayoría absoluta en la cámara de diputados, ya que no pudieron lograr eso en las elecciones. Si eso no es corrupción y menosprecio a la democracia, no sé a qué se refiere entonces Andrés Manuel.
Y más preocupante aún es que diga que así es como se va a llevar a cabo su gobierno, preguntándole a la gente. Es increíble que se atreva a decir eso al mismo tiempo que acepta que puede haber errores y falta de seguridad en la consulta pero que no importa porque el pueblo va a ser honesto. En ningún país que se respete se puede aceptar algo así. Que sea el partido en el poder quien organice y revise la consulta democrática es lo que llevó a México perder toda credibilidad en las elecciones presidenciales del siglo pasado. No entiendo cómo la gente que defiende esto no lo ve. Consultas sesgadas, sin observadores de ninguna institución, con pésimos métodos de conteo y verificación de los votantes.
Lo que importa de esta consulta no es el resultado, es el hecho que se vuelva algo normal. No debemos confiar en esta consulta. No debemos aceptar que se tome una decisión de esta manera. Y no debemos acostumbrarnos a pensar que la mayoría siempre tiene la razón.
Como dijo Benjamin Franklin, la democracia son dos lobos y una oveja votando cuál será la cena. Pero en el caso de México son millones de bueyes decidiendo si deben arar la tierra o seguir pastando.
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