Cualquiera menos AMLO... o Meade (segunda parte)

(Primera parte)...

Bueno, algo tengo claro, no voy a votar por el PRI y no voy a votar por Andrés Manuel. 

Hay algo que debe de quedar claro para entender por qué me rehuso a apoyar a un candidato que promete un cambio verdadero en el país: Andrés Manuel López Obrador no representa el cambio. Los que dicen que PRI y PAN son más de lo mismo deberían de tener claro que Andrés Manuel también es más de lo mismo. Tal vez la corrupción sea en otra forma, pero no va a hacer absolutamente nada para tratar de mejorar al país. Va inventar instituciones, va a inventar programas de ayuda, va a inventar propuestas, pero no va a mejorar al país. Los más pobres van a seguir siendo los más pobres. Los ricos van a seguir siendo los más ricos, tal vez solo se vayan a otro país, o tal vez solo sean menos ricos, pero seguirán siendo los mismos. Los políticos van a seguir haciendo de las suyas, y los que sean parte de su circulo cercano, esos sí se van a enriquecer. Esto lo tengo claro, el país no va a mejorar, solo va a cambiar de villano. 

Pero entonces si creo que no va a cambiar nada, ¿por qué no darle una oportunidad? Si como quiera son solo 6 años y luego podemos intentar con algún otro villano ¿por qué no votar por él? El problema es que Andrés Manuel es realmente un dictador en potencia. No repito lo que alguien más me dijo, evaluó lo que veo. Andrés Manuel no acepta que alguien lo contradiga. No acepta sus errores, descalifica a quién lo critique. Esto es lo que veo en él y cualquiera que lo conozca puede darse cuenta. Y cuando una persona no acepta sus errores y culpa a todos los demás por sus propias fallas jamás va a mejorar ni va a realizar un cambio, porque está seguro de que si algo no funciona quien tiene que cambiar es alguien más, no él, no su estrategia, no su ideología. No tiene autoridad moral para criticar a los demás porque no trata con respeto a nadie que dude de su palabra. Cuando alguien contradice lo que él asegura, lo descalifica, y la gente que lo sigue le cree ciegamente. Él sabe esto y lo usa a su favor, engaña a la gente porque sabe que confían en él. Su candidatura ya se volvió una religión, los hechos no importan, solo importa lo que él diga. 

Otra razón por la que no quiero que sea presidente es que no tiene ideas razonables. Cuando le preguntaron qué iba a hacer con la gente que robaba combustible su respuesta fue “vamos a llamar a los mexicanos a un acuerdo por la honestidad, esto va a cambiar, si el presidente es honesto los gobernadores van a ser honestos y todo el pueblo", "[¿eso va a desaparecer a la gente que se roba la gasolina?] claro que sí, porque no van a tener necesidad”. Esa fue su respuesta, la gente va a cambiar porque él no va a robar. Eso no es un plan, eso es un deseo, y ni siquiera él puede cumplir algo solo porque lo desea. De hecho se contradice a sí mismo, porque el fue jefe de gobierno de la ciudad de México del 2000 al 2005 y aunque dicen que hizo un buen trabajo no acabó con la corrupción (claro que él alegará que el presidente sí era corrupto y por eso no podía evitar la corrupción en su ciudad); pero veamos a su partido, donde él manda: la gente de su partido es corrupta, queda claro que si él no es corrupto no ayuda a que otros no lo sean, aunque en realidad yo pienso que sí es muy corrupto, tal vez por eso no le sale su plan. Y ese es el tipo de ideas ilógicas con las que Andrés Manuel responde cuando le hacen preguntas de fondo. Repite y repite que él es congruente y que no es corrupto, pero las evidencias hablan por sí solas; quienes le creen es porque lo idolatran y no quieren ver lo malo.

Desde el año pasado propuso una amnistía para los delincuentes, con lo que abre una ventana muuuuy grande para poder escapar cuando le cuestionen su incongruencia al aceptar a políticos corruptos o cuando no pueda acabar con el narcotráfico. Con cada idea descarrilada que menciona se puede ver un plan con el cual justificar algún acto de corrupción futuro o alguna política fallida. Se niega a aceptar que la universidad que creó solo sirvió para mantener a más personas desempleadas y mantenidas por el gobierno, y lo peor es que lo quiere implementar a nivel nacional cuando sea presidente. Todo bajo una ideología socialista, y es aquí donde entra mi miedo.

Está comprobado que el socialismo no funciona; el país que salió adelante siendo comunista (China) no lo hizo siguiendo las políticas económicas del comunismo, sino que se abrió al capitalismo. Regalar dinero a las personas no funciona y no dejo de escuchar a Andrés Manuel repetir eso. Y lo peor de todo es que conocemos en América un caso donde se implementaron ideas muy parecidas a las de Andrés Manuel. Venezuela lleva 18 años bajo el mismo régimen Chavista que los ha dejado hundidos en una crisis económica y social de las peores que hemos visto en las ultimas décadas. Yo no quiero poner en riesgo lo que tenemos (por más criticable que pueda ser) eligiendo al único candidato que tiene tintes de dictador. Y si no lo creen, busquen videos de Hugo Chavez antes de ser elegido presidente, escuchen lo que dice, es prácticamente Andrés Manuel. 

Los que critican a los partidos políticos, deben de criticar a Andrés Manuel, es lo mismo que todos. Salió del PRI, luego estuvo en el PRD y fue parte de la peor tribu de este partido, que ahora lo siguen en MORENA. Si pudiera cambiar algo, ya lo habría hecho. 

Y el otro candidato por el que jamás votaría es Jose Antonio Meade, y no porque él sea un mal candidato, sino por el partido que lo postuló. El PRI para mí representa lo peor que tenemos en este país. El PRI para mí es sinónimo de corrupción, de avaricia, de saqueo, de asco. Son los peores políticos en los que puedo pensar (y vaya que ya es decir mucho porque los odio a todos). En los gobiernos del PRI cambiaron los tratamientos de quimioterapia por agua destilada para los enfermos y se robaron el dinero que ahorraron. El PRI pacta con el crimen organizado y los dejan hacer lo que quieran. El PRI roba decenas de miles de millones de pesos cada sexenio en diferentes estados para financiar las campañas presidenciales o las de otros estados. Son el escaño más bajo en el que puede caer un político mexicano. Ellos inventaron las trabas en los trámites para poder pedir dinero al que necesite que sean eficientes. Se mueven solo por intereses y nada más. Jamás van a mover un solo dedo por algo que no les traiga algún beneficio personal y no se preocupan en absoluto por la gente necesitada del país. Para mí los priístas no valen nada. 

Por el PRI no voy a votar jamás, pero eso no me preocupa porque Meade empieza con el pie izquierdo, abajo de Ricardo Anaya. Ricardo Anaya, al día de hoy, 20 de febrero, es el candidato por quien votaría si hoy fueran las elecciones.

Creo que queda claro que odio a los políticos, y no defiendo a ninguno; pero yo creo que votar es lo correcto y que anular mi voto ayuda a los malos, prefiero votar por el menos peor, y ese es hoy Ricardo Anaya; en algunos meses veremos qué pasa y puede que mi decisión cambie, pero el PAN en esta ocasión no me parece mala opción, y si son la esperanza para que Andrés Manuel Lopez Obrador no sea presidente, entonces los voy a apoyar con mi voto. 

De los independientes no tengo muchas ganas de perder tiempo hablando de ellos. Margarita Zavala, la niña chiflada que se enojó porque quería ser la maestra y no la dejaron entonces se fue a jugar sola. El Bronco, un mentiroso que dejó su puesto de gobernador tirado sin importar sus promesas ni su dignidad (mi único consuelo es que lo más probable es que la gente que vote por él, votaría por Andrés Manuel de no estar en la boleta). Y a Armando Ríos Piter no lo conozco, no puedo dar una opinión de él. Recuerdo haber escuchado algo sobre él en las noticias el año pasado que me molestó, mas no sé nada de su trayectoria más que formó parte del PRD. 


En conclusión, la política de mi país es una burla. Los políticos son corruptos, todos. La gente que apoya a uno u otro o está negada a aceptar la realidad en la que viven, o van a recibir algún beneficio por su apoyo. Tengo esperanza en que un día llegue un político desinteresado que no pueda ser comprado con dinero o favores. Pero también tengo mucho miedo de que sigamos los pasos de Venezuela y perdamos la poca democracia que tenemos.  

Cualquiera menos AMLO... o Meade

Las elecciones este año arrancaron antes de lo que yo quisiera. Arrancaron el año pasado. Tres candidatos ÚNICOS se registraron como “pre-candidatos” para poder utilizar el tiempo de “pre-campaña” en el que se supone que deben de convencer a los militantes de su partido para que voten por ellos como candidatos a la presidencia. Los descarados  y corruptos políticos encontraron una manera legal de alargar las campañas y gastar más dinero del que se necesita, como si no fuera suficiente lo que ya despilfarran cada 3 años. Y entonces llegamos así al inicio de las campañas presidenciales con tres candidatos representando a los partidos políticos y tres más con la falsa bandera de independientes. 

De los tres candidatos representando a los odiados partidos políticos uno de ellos lleva haciendo campaña desde el 2005, o desde el 2000 si se quiere ver así. Andrés Manuel Lopez Obrador está contendiendo por tercera vez por la presidencia de la república, ahora con un nuevo partido, el suyo. No ganó en 2006 con el PRD, no ganó en 2012 con el PRD, y cuando se cansó por no poder controlar a los militantes de ese partido, fundó el suyo. ¿Alguien tenía alguna duda de quién iba a ser el candidato presidencial por ese partido cuando obtuvo su registro en 2014? Claro que no, iba a ser él y nadie más que él. 

En 2006 era el favorito para ganar la presidencia durante casi toda la campaña. Fue en los últimos meses que Felipe Calderón le arrancó la presidencia. Con una campaña de desprestigio en contra de Andrés Manuel y vendiendo el miedo de elegir a un dictador en potencia, las elecciones fueron las más cerradas de la historia de nuestro país. Estoy 100% seguro de que si Andrés Manuel hubiera sido un poco, solo un poco, más moderado, hubiera ganado la presidencia ese año. Pero ¿qué hizo? Despreció a los empresarios, a los medios de comunicación (¿les recuerda a alguien?) descalificó al organismo electoral y cada vez que alguien lo criticaba descalificaba a esa persona también. 

Cuando perdió las elecciones, en vez de moderar su forma de hablar y esperar 6 años, incitó a sus seguidores a organizar un plantón en la avenida Reforma de la Ciudad de México durante tres meses que afectó a miles de personas. Después se autoproclamó presidente de la república y mandó al diablo a las instituciones. Cuando se dio cuenta de que eso no funcionaba lo dejó por la paz (sinceramente no recuerdo qué hizo como “presidente legítimo”, creo que se fue a pasear por todo el país). Y después, contendió de nuevo por la presidencia en 2012. 

Ese año, 2012, no iba como favorito. El favorito era Enrique Peña Nieto, a quien Televisa le venía haciendo una campaña de imagen; el entonces gobernador del Estado de México tenía el completo apoyo de la televisora más importante del país. Peña Nieto, con números positivos inalcanzables por cualquier otro personaje político que quisiera contender contra él, comenzó la campaña en primer lugar con alrededor de 20 puntos de ventaja contra su siguiente competidor. No terminarían así las preferencias.

En esas elecciones solo el PAN realizó una elección interna para definir a su candidato, por lo que en diciembre de 2011 y hasta febrero de 2012 solo escuchamos spots del PAN en la radio y televisión. Andrés Manuel y Enrique Peña no podían hacer campaña; y por eso se entiende que esta vez los tres se hayan proclamado precandidatos, en vez de candidatos, y hayan hecho la faramalla de la precampaña, cuando claramente no tenían adversario contra quién competir. 

Josefina Vazquez Mota fue la candidata ganadora del PAN en 2012, y no fue su mejor carta; aunque sí era la única, me queda claro. Sus dos contrincantes no tenían nada qué hacer contra el desgastado gobierno de Felipe Calderón. Era Josefina o nadie. Ella empezó la campaña electoral en segundo lugar, pero su forma de hablar y la poca presencia que mostró pronto le cobró factura y empezó a perder simpatía rápidamente. El PAN la dejó prácticamente sola, de tal modo que fue la única que no rebasó los topes de campaña (aparte de Quadri, claro, quién acabo con 3% de los votos). No solo no los rebasó sino que se quedó corta por 100 millones de pesos. Quedó en tercer lugar. Andrés Manuel en segundo. Enrique Peña Nieto ganó las elecciones con 38.2% de la votación electoral, solo 6 puntos arriba del segundo. Pero esta vez Andrés Manuel por lo menos no exigió el recuento de votos como lo hizo seis años atrás ni hizo un plantón en Reforma (que porque la gente no quería). 

Un año antes de las elecciones Andrés Manuel había fundado una asociación civil llamada Movimiento Regeneración Nacional, formando el acrónimo MORENA. Esta asociación ganaría su registro en 2014 como partido político (uno más). Y así, Andrés Manuel Lopez Obrador, que había mandado al diablo a las instituciones 8 años antes, ahora estiraba la mano y exigía que le dieran recursos para hacer campañas electorales. El partido tuvo mucho éxito sus primeros años, creció en varios estados del centro del país y arrastró a los políticos de siempre a sus filas. Todo estaba listo para competir en el 2018. 

Ahora sí, Andrés Manuel llega en primer lugar (otra vez) con el 33% de la preferencia de electores según la mayoría de las encuestas. El PRI en un intento desesperado por recuperar algo de credibilidad con la población después de 6 años de saqueos y corrupción, nombra como su candidato a Jose Antonio Meade quien no está afiliado a ese partido. Creen y tienen la esperanza que al romper su tradición de escoger uno de los suyos tendrán la oportunidad de distanciarse de todos los militantes con cargos políticos que no hacen otra cosa que robar. Terminando las precampañas, Meade está en tercer lugar. A pesar de todos sus esfuerzos, el PRI no puede limpiar su imagen, y parecen sorprendidos, no están acostumbrados a eso. 

El PAN, desde hace dos años, libra una guerra civil que lo deja cada vez peor parado como partido. Sin embargo su candidato no es una mala carta. Ricardo Anaya logró nombrarse candidato a pesar de tener en contra a un personaje muy poderoso, la esposa del ex presidente Felipe Calderón. Margarita Zavala desde el 2015 anunció que iba a contender en las elecciones de 2018. Sin preguntarle a nadie lanzó su campaña por la candidatura y armó su ejercito para imponerse como candidata. Cuando no lo logró, se lanzó como independiente (cositas). El PAN se quedó resquebrajado y muchos militantes empezaron a saltar. La más mencionada, Gabriela Cuevas, quien después de más de 20 años de pertenecer a ese partido, renuncia y se integra ¡a MORENA! Al lado del candidato que llamó un fraude a las elecciones que dieron vencedor a su partido en 2006. Más panistas se unirían a Andrés Manuel. También priistas. También perredistas. Así son los políticos en este país: no trabajan para nadie más que para ellos mismos. Cuando huelen que algo se cocina tiran todo y se acercan con su plato en la mano. 


Entonces llegamos a las campañas del 2018 con un claro puntero y dos segundos lugares; uno mejor posicionado que el otro. Y la pregunta es ¿por quién voy a votar…? 


Después es Nunca

Lo descifré el otro día. En el trabajo. Tenía que organizar contratos de nuestros clientes para lo que necesitaba ayuda de una compañera. Me ayudó con uno, después se dio cuenta que no quería seguir haciendo eso y prefería hacer otra cosa, y me dijo ‘que tal si nos enfocamos en esta otra actividad que es más urgente, esto como quiera lo podemos hacer después’. Y nunca lo hicimos. Por lo menos no juntos, tuve que hacerlo yo por mi cuenta lo que me tomó el triple de tiempo. 

Es más, cuando estaba chiquito le pedía a mi mamá que me comprara juguetes cuando me llevaba al supermercado, y siempre me decía que no. A mí no me gustaba escuchar que no me iba a comprar lo que quería por lo que empecé a preguntarle si me lo podía comprar después, a lo que mi mamá siempre decía que sí. Yo me iba contento porque mi mamá había accedido a comprarme un juguete, aunque siempre me iba sin juguete. 

Claro que la palabra después se puede utilizar de la manera correcta, pero en estos casos donde lo único que se busca es dejar de hacer algo o, de plano, no empezar a hacerlo, después significa ‘no va a suceder’. Otro ejemplo sucedió un día que estábamos varios amigos juntos y decidimos ir al departamento de uno de ellos a nadar. Yo quería hacer una rutina de ejercicio que debía de realizar diariamente, y me di cuenta de que si no hacia la rutina antes de ir a nadar, no la iba a hacer ese día. Cuando dije que los alcanzaba en una hora y media, una amiga trató de persuadirme para que me fuera con todos en ese instante: ‘vente con nosotros, haz ejercicio después’. Después era nunca, por lo menos en ese día. No hagas ejercicio hoy. 

La manera de identificar cuando algo no va a suceder, pero te tratan de convencer de que sí sucederá prometiendo que sucederá después es cuando no ponen una fecha o un horario especifico. Si mi compañera me hubiera dicho ‘esto lo podemos hacer hoy a las 4pm, cuando acabe mis pendientes’ o ‘esto lo podemos hacer el martes, porque ese día es más tranquilo’ yo no hubiera desechado la oferta, hubiera trabajado en otros asuntos míos y hubiera programado la actividad para ‘después’, pero un después muy especifico. Este es el después de los políticos, no hacemos nada ahora porque no son tiempos políticos, esto lo podemos resolver después. Y 100 años después no han resuelto nada.

Pensar que tenemos tiempo en el futuro nos da la ilusión de que algún día sucederá lo que se nos ocurra. Es solo cuando el tiempo pasa y nada ocurre que nos damos cuenta que no importa cuanto tiempo tengamos, si no nos dedicamos a realizar algo esto no va a suceder. Engañarnos con la frase ‘esto lo puedo hacer después’ no solo nos hace improductivos, sino que nos encierra en un circulo vicioso en el que todo lo que queremos sucede en el futuro, y al final nada pasa. 

Por eso, ahora me doy cuenta, eso de hacer las cosas después solo nos crea la ilusión de que somos provechosos, o de que nuestros planes se están llevando a cabo. Nos hacer creer que logramos objetivos pero nunca tenemos los beneficios verdaderos alcanzarlos. Si yo hubiera escuchado a mi amiga y hubiera dejado el ejercicio para después, hubiera disfrutado mucho el tiempo en la piscina con ellos, pero hubiera perdido mi rutina, y la próxima vez que hubiera tenido la misma disyuntiva lo más probable es que hubiera escogido dejar el ejercicio para otra ocasión, al cabo ya no hubiera sido la primera vez. 


Si no hay compromiso, las cosas no suceden. No hay después.  



El cliente "siempre" tiene la razón

El argumento de que el cliente siempre tiene la razón hoy en día está mal entendido. La razón por la que se dice que el cliente siempre tiene la razón es porque en un mercado libre, tu no puedes obligar a alguien a comprar o utilizar un producto que el cliente no prefiere. No importa si tu producto es mejor que el de la competencia, si el cliente no lo quiere comprar, el cliente tiene la razón. 

Pero ahora, parece ser que el usuario quiere justificar su mal trato al proveedor utilizando este argumento: 'yo puedo hacer lo que quiera porque soy el cliente, y el cliente siempre tiene la razón'. El cliente no tiene la razón cuando trata mal al empleado, ni cuando exige un precio que no es justo, ni cuando exige entregas inmediatas de productos o servicios que tienen tiempo de entrega. Si el cliente cree que puede exigir lo que quiera y lo merece solo porque él es quien tiene el dinero, está muy equivocado, y le falta mucha educación. El cliente solo tiene la razón sobre lo que decide comprar en el libre mercado. Si alguien cree que lo que merece pagar por un mercedes son 10 mil pesos, pues se va a ir a su casa muy decepcionado. Pero si todas las personas piensan que un Mercedes no vale lo que la agencia pide por él, eventualmente el Mercedes va a bajar de precio, o va a quebrar la empresa. 

Por más que me da coraje que la gente pague tanto dinero por un café del Starbucks, el cuál creo que es de los peores cafés que he probado, no puedo hacer nada para evitarlo, la gente cree que lo que paga por ese café es un precio justo, y como lo siguen comprando, Starbucks no tiene ningún interés en bajarlo. Así funciona; el cliente tiene la razón. 

Pero ahora veamos cómo algunas personas han tratado a los empleados del Oxxo, exigiendo que les cobren los productos a  su manera, o gritándole a quienes les ayudan a subir el hielo a su coche,  porque son el cliente, entonces el empleado del Oxxo es quien tiene la razón y no debería de atenderlos. 

Cuando trabajaba en la construcción de casas para clientes específicos conocí personas que lejos de merecer respeto eran el vivo ejemplo de la falta de educación. Se enojaban cuando pedían que avanzáramos en una parte de su casa que todavía no iba en el programa de obra y nos exigían que hiciéramos lo que ellos decían porque ellos eran los dueños y ellos mandaban.  Les exigían a los albañiles que ignoraran mis órdenes porque ellos mandaban sobre mí. Se comparaban con sus vecinos y siempre creían que les habíamos dado un trato preferencial que ellos no tenían y esa era prueba de que su casa estaba quedando mal. Muchas veces quise hacerles ver lo patéticas que eran sus vidas cuando exigían frecuentemente cambios absurdos y luego se quejaban por el costo que estos generaban. Estaban seguros que su dinero podía comprarles lo que quisieran y creían que por ser los clientes podían tratar a los trabajadores con prepotencia. Gritaban, insultaban, amenazaban y acusaban de ser maltratados. Al menos tres de los dueños  las casas caían en la categoría de peor cliente que te puede tocar. 


Yo nunca les dije nada, he aprendido a dejar que las personas sientan que ganan las batallas con tal de que dejen trabajar. Pero aprendí mucho sobre cómo no se debe de tratar a quien te da un servicio. No importa quién seas tu ni quién te esté atendiendo, la buena educación aplica en todos los casos. Creer que el dinero consigue lo que sea es un error que te puede meter en muchos problemas; con dinero contratas un servicio, o consigues un producto, no compras el alma del vendedor. Los clientes no siempre tienen la razón, y aprender eso evita que te avienten café caliente en la cara. 





lógica de la felicidad



Fuimos concebidos en un relámpago de placer... no hay razón por la que alguien no deba ser feliz.





(No lo escribí yo pero no puedo encontrar quién lo dijo ni dónde lo leí.)

La industria de los Harvey Weinstein

¿Por qué será que se puso de moda denunciar los abusos y acosos de las personalidades famosas de Hollywood? Me da gusto que por fin esto haya sucedido y que después de la acusación a Harvey Weinstein hayan salido muchas más personas a denunciar a agresores sexuales. También me da gusto que hayan “castigado” y hecho ejemplo de estas personalidades, aunque obviamente me hubiera gustado alguna acción legal contra ellos, pero al menos su imagen se manchó y su trabajo se vio afectado. 

A mí lo que en realidad me hace ruido es que haya tardado tanto esto en hacerse público. 
Me sorprende que ahora todos se hagan los sorprendidos; esto era un secreto a voces. ¿Quién no conoce la oscura fama que tienen los  productores abuso de poder? ¿O la reputación del ambiente en el que se mueven los artistas y cantantes? Drogas, excesos, abuso sexual, y todo porque "así es en ese ámbito".  Roman Polanski, Bill Cosby y Woody Allen son solo algunos de los nombres que nos vienen a la mente pensando en escándalos de Hollywood, pero estos son solo los casos más famosos que salen a la luz porque es lo que vende en la prensa de farándula, pero es bien sabido que el ambiente de esa industria es muy sucio y pocas personas pueden presumir no haber participado en alguna conducta incorrecta. 

Cuando estaba estudiando en Italia el amigo de un amigo italiano trabajaba en una agencia de modelos y le contó a mi amigo cómo los directores y agentes de la empresa se acostaban con niñas de 14 años que querían ser modelos. Y la gente sabe esto, nadie es tan ingenuo para no saber en lo que se está metiendo, pero el problema es que los “beneficios” que les ofrecen, de fama y dinero, le ganan a la sensatez y al amor propio. Incluso algunos padres de estas pobres niñas las incitan a que tomen este papel, porque saben que es lo que se necesita para que tengan éxito en ese ambiente. Lo peor es que saben bien que si no están dispuestas a hacer eso no llegarán lejos, pero acostarse con los agentes no les garantiza que tengan éxito al final del día. 

Y continuando con esta línea, también debemos reconocer que este problema no es exclusivo de Hollywood. Ya mencioné lo que sucede con la industria de la moda en Italia, pero esto es básicamente el mismo ambiente, pero bien sabemos igualmente que en muchas empresas esta es una practica común. No es raro escuchar del empresario que solicita asistentes que estén dispuestas a olvidarse de sus valores para obtener el puesto. O sin ir tan lejos, la mamá que educa a su hija para que sea una esposa de millonario. Les enseñan que para conseguir a un hombre rico no es importante ser pudorosa ni casta, mientras te pague los lujos que buscas, qué importa complacerlo en lo que le gusta. Y ese es el punto esencial, es el dinero el que manda en estas situaciones. 

Volviendo al tema de Hollywood, nadie se atrevía a enfrentarse a Harvey Weinstein y denunciarlo porque el hombre generaba mucho dinero. Su poder en la industria lo hacia intocable. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (responsable de otorgar los premios Oscar) ahora se da sus baños de pureza y lo expulsa de sus filas, pero ¿por qué no lo hicieron antes? ¿Por qué tuvieron que denunciarlo treinta mujeres antes de que saliera una publicación al respecto? ¿Esperan que creamos que no sabían acerca de esto? Claro que lo sabían, y hasta estoy seguro que todavía saben de más casos de los que no han dicho nada. Lo mismo que pasó con el presidente Trump y quienes lo acusaban de acoso, ¿por qué no se le dio el mismo trato que a los ahora expulsados de la academia? Porque el dinero es el que manda. Todos sabemos eso. Aquí en México esto es más que evidente, pero incluso en Estados Unidos, donde presumen mucho su sistema de justicia, vemos cómo esta no funciona igual para alguien con dinero que para alguien que no lo tiene. El influyente se saldrá con la suya, mientras que el transeúnte tendrá que pagar todas de todas. 

¿De qué nos quejamos cuando nos enteramos de estos casos si es una situación que
sucede a diario? ¿Qué pasaría si todas las mujeres (y hombres también) que fueran acosados dejaran de trabajar hasta que despidieran al acosador? De eso se trata quitarle el poder al poderoso. Las víctimas son las menos responsables de este fenómeno, pero yo creo que nuestra sociedad no hace el suficiente esfuerzo para evitar que los jóvenes idolatren el estilo de vida de los famosos. Los más responsables después del culpable directo son las personas que teniendo el poder suficiente para hacer algo no lo hacen por avaricia. Durante 30 años Harvey Weinstein fue solapado por una comunidad que permite este tipo de conductas; recibió premios y reconocimientos sin que nadie dijera nada, y peor aún, cada vez le daban más poder. El pecado de omisión es igual de grave que el de obra. ¿Cuantos de nosotros hubiéramos dejado de ver una película en protesta de un acosador? Que no nos sorprenda que estas cosas sigan sucediendo cuando no tenemos valor de renunciar a los beneficios que recibimos a costa del agobio de alguien más. 


Me queda claro que Weinstein no es el único criminal, y también me queda claro que este problema es soslayado porque se acostumbran a él. Pero sobre aviso no hay engaño, y si dejamos que la ambición le gane a nuestro sentido común, perdemos simpatía cuando nos convertimos en victimas de lo que idolatramos.