F1 y... pigmentocracia, pff

¿Quién gana con el espectáculo de la F1 en México? ¿Los que gastan su dinero para acudir? ¿O los que hacen negocio con el espectáculo? ¿A dónde llega el dinero de la derrama económica que genera la F1? ¿A los fifís? ¿A los pirrurris?

El racismo en México existe. El clasísmo existe. La discriminación es real. Pero ¿es la F1 una muestra de todas esas fallas? ¿De verdad somos tan miopes? Como dijo el filósofo estadounidense Sam Harris, cuando las acusaciones no están bien fundadas, fallan y se vuelve contra ti. Si Estefania Veloz quería señalar el racismo en el país, una de las peores maneras de hacerlo fue como lo hizo, señalando que a la Formula 1 asisten, en su mayoría, “güeritos de ojo verde”. ¿Eso es racista? ¿Eso es clasista? A la Formula 1 puede acudir quien sea que compre un boleto. Sí, los boletos son caros, pero no por eso se le niega a nadie la entrada. Menos por su color de piel.

Trescientos treinta y siete mil espectadores en 2017, y 335 mil en 2018 ¿de verdad piensa Estefania que “todo mundo” es como ella los describió? Realmente me parece patético el comentario de esta panelista que claramente solo busca provocar a una parte de la sociedad a la que parece tener cierto resentimiento. No entiende que la F1 es muy popular en México, y no solo los que asisten al evento están contentos de tener el Gran Premio en nuestro país. Ya sabemos de la derrama económica que genera este evento, y es por la gente rica (rubios y morenos, nacionales y extranjeros por igual), a la que tanto critica Estefania, por la que esto es un éxito. Pero al ser el gobierno quien patrocina el evento, era el gobierno el encargado de proporcionar los empleos temporales a la sociedad, y es la marca MEXICO la que era exhibida en todo el mundo. Ahora serán las marcas de las compañías que patrocinen el evento quienes tengan el beneficio, por cierto, muy “neoliberal”, algo con lo que también Estefania tiene una fijación.

Pero lo frustrante es que aquí nos tienen a todos hablando de la “pigmentocracia” en la F1. Este es el nivel de debate que proporcionan los ridículos panelistas políticos que tenemos en este país. Nada de investigar las razones por las que la proporción de las posiciones de mayor jerarquía en los trabajos es mayoritariamente de tez blanca; nada de investigar el clasísmo en la sociedad (que no tiene que ver con el color de piel), obviamente nada de presentar investigaciones sobre las tendencias sociales en todo el mundo, nada que represente un esfuerzo mental. Se van directo a lo que causa polémica, lo que enciende a las masas. Dudo que les interese lo que piense la gente gente sobre la “pigmentocracia”. La distracción y la polarización, ése  es su objetivo. Mientras tanto, los políticos, felices, mueven lo que quieren, a su antojo. A ellos sí les importa muy poco la “pigmentocracia”.