La Luna de un rojo cobrizo

Tomo una foto con mi celular y solo se ve una mancha un poco anaranjada. Nada que ver con lo que se presenta en el cielo. Un eclipse que deja ver una luna poco común. Y me deja pensando, por qué la gente se desvela para ver algo que pueden ver en su computadora; incluso con mejor resolución, con mucho más detalle. La respuesta es fácil: por hacer la vida interesante. Por ese momento diferente que nos toca vivir a nosotros. Nos gusta ver algo poco común; aunque la luna plateada, brillante, sea más hermosa; que esta luna opaca, color rojo deslavado, rojo cobrizo. 

 O tal vez es algo más. Es querer ver el 'lado oscuro' de la luna. El lado oscuro del lado luminoso de la luna. Porque la luna no la ves si no es blanca; plateada, con sus grises moteados. De día, con el azul del cielo, o brillante de noche opacando a las estrellas. Amputada tal vez, o simplemente un fino brazo que curvea su silueta. Y luego se esconde y no se deja ver, hasta que reaparece. Pero blanca. No oxidada, ni oscura. Y como hoy se presenta así, con un rojo crudo que hipnotiza, que no todos conocen, salimos a verla. Porque nos hace verla diferente, y nos hace pensar. Y a otros rezar, y otros escribir, como yo.  O creer en algo, y llegar a inventar historias que expliquen la razón de que la luna se muestre así. Teñida. 

Y por quererla ver así, bronceada y oscurecida, se nos olvida que somos nosotros los que estamos mostrándole nuestro lado oscuro. Que ella nos ve como el hoyo negro que tapa al sol. Es la luna la que nos ve escondidos en nuestra sombra. Es la oscuridad que proyectamos la que nos da el espectáculo. Y la luna está disfrutando, de un eclipse de sol.

Libros... y kindle

La Navidad pasada mi mamá me regaló un Kindle. Desde siempre he dejado claro con toda la gente con la que platico que no me gustan los libros electrónicos; a pesar de que tienen ventajas contra los libros tradicionales, a  mí me gusta mucho sentir el libro que estoy leyendo. Poder saber a simple vista si es un libro gordo o delgado; sentir su peso, hojear las páginas sin dificultad. Poder saltar de atrás a adelante en un solo movimiento. Las portadas de los libros me fascinan. También me gusta muchísimo la colección de libros que tengo en mi cuarto, los tengo como trofeos que he ganado y son un adorno muy bonito. También me gusta el hecho de que los pueda prestar a otras personas fácilmente sin la necesidad de quedarme sin leer el libro que esté leyendo. Y por último, escribir mi nombre en el libro.

Los libros como objetos me encantan, ya he escrito de esto antes. Pero ahora que tengo el Kindle, y que resistí la tentación de venderlo (porque en realidad no lo quería y es un regalo caro que podía cambiar por otra cosa) tengo que decir que le he agarrado un placer culposo. Acepto que disfruto mucho de las ventajas del Kindle. Puedo leer en la noche sin necesidad de encender la luz, y cuando me da sueño solo apago el Kindle y cierro los ojos, no hay necesidad de levantarme. También puedo acomodarme mejor para leer ya que no tengo que detener el libro para que no se cierre. Otra ventaja (y creo que es la más importante) es la facilidad para conseguir libros. En el momento que quiero comprar uno, entro a la tienda, lo descargo y lo comienzo a leer. Esto no era un problema antes de conocer el Kindle, porque como siempre compraba más libros de los que alcanzaba a leer antes de volver a la librería, siempre tenía algo pendiente. Pero ahora que puedo comprarlo en el instante que se me antoja, es una maravilla, porque me ha pasado que no tengo ganas de leer ninguno de los libros que tengo pendientes; o a veces me da por leer sobre algún tema y no tengo que hacer una visita a la librería (o esperar a que me lleguen por correo). Y cuando salgo de viaje, no hay preocupación por llevar algún libro extra por si termino el que estoy leyendo, o decidir antes de irse qué libros llevar. También, las cualidades que te ofrece son buenas. Puedes subrayar el libro y hacer un post en Facebook; incluso aparecen en el libro lo que otra gente ha subrayado. Y también tienes la opción de buscar palabras en el diccionario en el mismo aparato.

Aun así, creo que nunca voy a dejar de comprar libros físicos. Si llego a leer algún libro electrónico que me llame mucho la atención o que me identifique con él, lo voy a comprar físico para tenerlo en mi estante aunque gaste el doble y lo tenga dos veces. Por ejemplo, si hubiera leído en libro electrónico ‘The Catcher in the Rye’, o ‘El Principito’ o cualquier otro que me haya marcado, estoy seguro que como quiera lo tendría en mi estante. Incluso cuando me he comprado libros con pasta blanda, y me llegan a gustar mucho, los vuelvo a comprar en alguna versión más bonita, o en alguna versión más antigua que me llame la atención. Por lo tanto, no creo que alguna vez deje de comprar libros. De hecho hay una estadística del 2009 que dice que solo 15% de la gente que tiene un libro electrónico dejó de comprar libros tradicionales.

Otro asunto con el que tengo un problema con el Kindle es que no me dejan comprar libros de otros países. Si tengo una cuenta de México, no puedo comprar en la tienda de Estados Unidos. Cuándo me regalaron el Kindle y no sabía todavía de las ventajas y no me interesaba conservarlo, lo primero que me hizo alegrarme de tenerlo fue la posibilidad de comprar los libros en italiano que tanto quería leer y que me costaba carísimo traerlos de allá. Siempre tenía que esperar a que alguien fuera a Italia para pedirle una extensa lista de libros, y obviamente me daba pena porque tenían que pararse a buscarlos y aparte traerlos cargando de tan lejos. Entonces rápidamente me metí a amazon.it y qué desagradable sorpresa me llevé cuando me decían que no podía comprar por no estar en ese país. ¡Me parece una estupidez! No logro entender por qué no aprovechan la facilidad del internet para vender más. ¿A quién le importa si estoy en México  y quiero comprar libros en italiano? En realidad me enojé mucho porque estaba muy emocionado.

 Otra desventaja son las portadas que aparecen en el Kindle, de ofertas y libros que están promocionando, me desesperan muchísimo. No soporto traer mi aparato y que en vez de ver la portada del libro que estoy leyendo, aparezca una de un hombre y una mujer besándose, o una imagen de 5 libros con el precio de lo que cuestan. Es muy incómodo no tener la opción de cambiar esas imágenes que aparecen como si fuera el libro que estás leyendo. Ya van varias veces que gente se queda viendo el Kindle y les tengo que explicar que no es la portada de lo que estoy leyendo.

Y por último, el Kindle es frágil, y tienes que cuidarlo más. Yo nunca pensaba dos veces para dejar un libro en mi coche cuando iba a algún lugar, pero con el Kindle, tengo que estar pendiente de que no se me vaya a olvidar. No le puedes despegar el ojo en ningún lugar porque corres el riesgo de que te lo roben, lo que no sucede con un libro tradicional. Y si un libro se te olvida en el avión o en el metro, lo vuelves a comprar y no gastas más que una pequeña fracción de lo que te cuesta el libro electrónico.


Por lo tanto, las ventajas y desventajas que ofrecen los libros electrónicos hacen que estos sean más una opción agradable que un reemplazo de los libros tradicionales. Querer compararlos es difícil, pero qué bueno que no tenemos que escoger entre unos u otros; especialmente cuando son un regalo.