Los "peor es nada" o los "yo no sé mañana"

Me estoy dando cuenta que, a mi edad, hay mucha gente que cae en dos tipos de relaciones: la primera cae en los “peor es nada”. Este tipo de personas están desesperadas por conseguir una relación estable, y escogen superfluamente a alguien que no los hace felices, pero ante la sociedad los hacen ver bien. Se conforman con lo que sea por no estar solos; piensa que peor es nada. No siempre los “peor es nada” son feos, o tontos, o gordos; a veces son solo personas que no pueden mantener una relación estable y  piensan que se les está acabando el tiempo. Otros llevan tanto tiempo en la relación, que les da flojera dejarla y tener que empezar una nueva, como si se tuviera la obligación estar en una relación. Estas personas me he dado cuenta que o no tienen mucha autoestima y necesitan la validación de sus conocidos y amigos, o no creen que puedan encontrar algo mejor porque simplemente nunca han conocido una buena relación de pareja. 

Los "peor es nada” normalmente saben que están en una mala situación; se consuelan a sí mismos con lo que otra gente les dice y se inventan motivos para continuar con la persona. Usan Facebook para engañar a los demás; necesitan que su “peor es nada” por lo menos cumpla su propósito: simular una vida normal. Y por normal me refiero a la vida que la sociedad espera que tengas, y que te criticará hasta el cansancio si escoges algo diferente. Quienes llevan una relación “peor es nada” soportan humillación, pleitos constantes, aburrimientos y hartazgos. Lo que no entiendo es ¿por qué soportan eso todos los días dentro de su casa y no soportan lo que les dice la sociedad fuera? Entiendo que es cansado escuchar criticas constantes de personas que no te importan y no les importas, pero estoy seguro que es más el tiempo que pasas con tu pareja, que con ese tipo de personas insoportables. 

Por el otro lado están los “yo no sé mañana”. El termino viene de la canción de Luis Enrique que lleva ese título. Este tipo de personas ya superó los complejos que fácilmente nacen de vivir en una sociedad tan conservadora y mojigata como la nuestra. Tal vez nunca tuvieron esos complejos. El punto es que este tipo de personas no está preocupado por cómo se ven ante los demás, solo les importa si disfrutan estar con la compañía de su pareja o no. Normalmente buscan una relación relajada, sin muchos candados o compromisos que los abrumen. Buscan la libertad que ya tenían estando solos. Y es por esa razón que pueden llegar a tener muchas relaciones en poco tiempo, o muy pocas relaciones. No están buscando alguien con quien estar. Sin embargo, cuando encuentran a una persona interesante, son propensos a preferirla. La clave que buscan es tener libertad de irse cuando quieran, aunque no quieran. 

Las personas que llevan una relación de "yo no sé mañana” no están exentos  a fracasar en la relación, pero ciertamente los desenlaces son menos dolorosos y menos violentos. Saben que quieren estar con su pareja hoy, pero no saben mañana. Son más egoístas. Y les puede costar mucho dar el paso de comprometerse. Pero si la relación mejora, son más capaces de disfrutar su vida en pareja porque no están preocupados por seguir lineamientos que no desean seguir. Toman lo que les gusta; establecen acuerdos mutuamente. 

Conozco personas en ambas situaciones. Personalmente jamás voy a preferir una relación de "peor es nada”. No creo sinceramente que ‘nada’ sea peor que estar con alguien que no te interesa. Y aunque me molesta mucho escuchar criticas absurdas por no ser ‘normal’, nunca voy a cambiar la comodidad de ser yo mismo, a la molesta actuación por complacer a los demás. En mi vida primero voy yo. Y lo peor de todo: la sociedad siempre te va a criticar, hagas lo que hagas, por lo tanto es preferible por lo menos disfrutar la vida de uno; al menos no puedes culpar a nadie por tu situación. 


Al final es una elección, preferir soportar el señalamiento de la sociedad, o vivir en una ilusión que no te deja contento, pero te muestra presentable ante los demás. Tiene mucho que ver con cuánto te importa lo que piensan los demás de ti. Y aunque me cuesta un poco admitirlo, no creo que ninguna de las dos sea buena o mala, ni una mejor que la otra. Al final en ambas tienes una parte de satisfacción y en las dos tienes que soportar la incomodidad de tu decisión.  

En la salud y en la enfermedad

Cuando yo tenía 17 años tuve una novia que me llamaba amor casi desde la primera semana de novios. Una vez le pregunté que por qué me decía amor, y le pregunté si en realidad me amaba para llamarme amor y desde entonces nunca me volvió a decir así. No duramos más que algunos meses.

Desde entonces me di cuenta que las palabras pueden tener mucho peso pero sólo si en realidad las dices y expresas con convicción. Decir "te amo” puede significar mucho, pero si no lo sientes, pues no significa nada. Las palabras sin respaldo no valen nada. Las palabras tienen el valor que nosotros les damos. 

De la misma manera tomo yo el matrimonio: con mucho escepticismo. Porque yo no creo que un papel firmado tenga mucho valor. Si te casas pero no estás dispuesto a seguir lo que conlleva un matrimonio, de nada sirve firmar un papel. Esa firma no tiene validez porque cuando quieras puedes firmar el divorcio, y se invalida la primera firma. Entonces el matrimonio tiene validez que uno mismo le da, por el compromiso de pasar tu vida con otra persona; si no estás dispuesto a cumplir eso de nada sirve el papel, ni la fiesta ni el espectáculo que se da enfrente de todo mundo. Y si tienes el compromiso de pasar tu vida con otra persona no necesitas el papel, ni la fiesta ni el espectáculo. A final de cuentas, el matrimonio es entre dos personas y solo a esas dos personas les compete.

Hoy mi hermana y mi cuñado cumplen 10 años de casados, y hoy están pasando por un momento muy difícil. A su tercera hija, que es mi ahijada también,  le detectaron un tumor en la cabeza al principio del año. Desde que nos dieron esa noticia hemos estado muy tristes en la familia, apoyándolos mucho y esperando por un milagro. Y hoy mi hermana publicó una foto de su boda con la inscripción “en lo prospero y en lo adverso, en la salud y el enfermedad, todos los días de nuestras vidas”. No pude evitar que los ojos se me llenaran de lágrimas porque yo sé por lo que están pasando y no creo que hayan tenido una prueba más grande en su matrimonio; pero aquí es donde mi hermana recuerda su compromiso hace 10 años que no fue solo en los buenos tiempos, sólo en la abundancia, solo en la salud, sino también en los tiempos difíciles, en las carencias y en la enfermedad. Es aquí donde realmente se demuestra que el matrimonio vale, y que todo lo que se firmó y se dijo en la Iglesia y en la ceremonia civil, tiene un valor y un peso.
 
Yo me voy a casar este año. Voy a comprometerme con mi novia a estar con ella siempre, todos los días de mi vida, en lo próspero y en lo adverso, en la salud y el enfermedad. Siendo yo un abogado del la unión libre, en el compromiso por convicción y no por apariencias o por cumplimiento de las leyes sociales, en realidad estoy convencido que me quiero casar con mi novia. Y no puedo hablar por el Chema del futuro, pero puedo decir que ahorita estoy convencido de que la amo. No sé qué va a pasar el día de mañana, si nos sucede algo como lo que estamos pasando ahorita con mi sobrina, lo que sí sé es que el día de hoy estoy dispuesto y seguro de sobrellevar estas malas situaciones con Robin porque sé y estoy convencido de que ella es la única persona con quien podría sobrellevar esto. No son palabras huecas, no es el discurso establecido que todos quieren escuchar, sino que es el compromiso explícito de estar el uno para el otro siempre. No es estar cuando todo esté bien, eso ya sabemos que funciona muy bien. Es en realidad pensar si estando en la peor situación en la que se pueda estar, voy a estar ahí con ella, y la respuesta es sí. Si no, no vale la pena casarse, no vale la pena comprometerse.


Es curioso como las peores situaciones pueden sacar lo mejor o lo peor de nosotros. Estoy orgulloso de mi hermana y de mi cuñado. El ejemplo es contundente. Todos esperamos no pasar por malos momentos ni situaciones difíciles, pero este ejemplo de amor lo guardo conmigo para tenerlo como referencia. Cuando la vida se vuelva una tragedia, quiero voltear a mi lado, ver a la mujer que hoy amo, y en mi mente repetir: en lo prospero y en lo adverso… todos los días de nuestras vidas.