Guardar silencio muchas veces ayuda


Uno de los motivos por los que me gusta escribir es para dejar plasmados mis pensamientos y mis ideas en un “papel” y poder recordarlos, releerlos, repensarlos o desarrollarlos en un futuro. Es algo así como pasar las pláticas interesantes  de café a un documento que me permite organizar los puntos más importantes de esos temas y darles forma y estructura para poder verlos en perspectiva. Es una forma de análisis que me permite reconocer mi forma de pensar, mis valores, mis convicciones. Como ya lo he dicho antes, quien me lee, puede conocerme un poco: conocer mis gustos y saber cómo pienso.

Sin embargo, desde que empecé a escribir este blog, he tenido la cautela de dejar fuera algunos temas y opiniones de las que no es fácil expresarse. Por primera vez en mi vida siento una clase de censura por mis propias opiniones. Una autocensura por miedo a que todos sepan cómo pienso acerca de temas controversiales en los que no es fácil mostrar una postura a favor o en contra de algo o alguien. No es que quiera mantener contentos a los pocos lectores que tengo, sobre todo porque no vivo de esto. Simplemente no me gusta ofender  ni crear polémica con temas que pueden ser sensibles para mucha gente. No es lo mismo platicar con amigos o conocidos sobre algo, y dejarlo ahí, en la plática de sobremesa, que escribirlo y dejarlo plasmado para que quien sea lo pueda leer sin saber el porqué de cierta opinión. Cuando escribes algo, es difícil retractarse.

Otro motivo por lo que no publico todas las ideas que quisiera es por evitar dar una mala imagen de mí mismo; por ejemplo, el uso de malas palabras es algo muy normal en mí, sin embargo no lo hago todo el tiempo ni en cualquier lugar, las uso CASI todo el tiempo, pero me limito con mi familia y con mis clientes. Hablar de sexo, de borracheras con mis amigos, de situaciones incomodas en las que me he visto envuelto, son cosas sobre las que me gustaría escribir, sobre todo cuando hay algún aprendizaje en algún episodio, o cuando resulta divertido contar alguna anécdota, pero no es algo de lo que me gustaría que se enterara cualquiera que entre a este blog.

Pero creo que la razón más importante por la que no escribo todo lo que pienso es porque, para mí, escribir es dar una mera opinión educada. No pretendo convencer a nadie, ni informar, ni dejar un manual de cómo se deben hacer las cosas; por lo tanto no me gusta dejar una opinión por escrito cuando no tengo toda la información a la mano. No me gusta tomar partido sobre algún tema controvertido si no he leído diferentes fuentes de información sobre el tema. Si platico sobre algún libro, es porque lo leí. Si critico alguna declaración, es porque estoy consciente de la situación. Cuando me interesa algún tema sobre el que quiero hablar, busco fuentes confiables de donde pueda recoger información que me ayude a desarrollar una idea. Por lo tanto, escribir sobre algún tema del que no sé mucho, se me dificulta, porque siempre quiero poner mis ideas en contexto para evitar que se distorsione su sentido.

Y por último puedo decir que he aprendido algo de gente que no supo cuándo autocensurarse. Creer que todo lo que se piensa es lo suficientemente importante para dejarlo a la vista de todos cae en el egocentrismo. Cada cabeza es un mundo, y así como todos tenemos derecho a expresarnos, también todos tenemos derecho de ser respetados. Criticar a alguien o alguna situación puede verse como libertad de expresión, sin embargo, hay una línea muy delgada que divide a la libertad del libertinaje, y decir lo que sea de quien sea puede ser muy peligroso.

La autocensura existe en todos lados. No es solo el hecho de dejar de publicar algo por miedo a gobiernos totalitarios o represiones violentas; se debe también al público al que está dirigido lo que se trata de transmitir. El arte, la literatura, la música, los discursos. Todo puede ser sujeto a la autocensura cuando el autor decide que lo que crea puede no causar la impresión que busca.

Callar algunas ideas es un tipo de respeto hacia otros. Yo prefiero no herir sentimientos a satisfacer mi deseo pueril de criticar todo lo que me parece que esté mal. No quiere decir que no exprese mis opiniones en otros lugares y momentos, pero no aquí, donde poco se puede hacer una vez que dejas algo por escrito. Tal vez algún día publique esas ideas controversiales, y entonces tal vez me lleguen todos los mensajes de insultos y descalificaciones que estoy evitando por el momento (aunque ya me llegan a este blog), pero por el momento prefiero evitar temas como:

  • Religión y Dios
  • El holocausto y los judíos
  • Sexo premarital
  • Derechos humanos para delincuentes
  • Políticas de países poderosos
  • Manifestaciones en México
  • Sociedades conservadores

y por último, la razón que inspiró esta entrada

  • El 2 de Octubre (Tlatelolco)