El respeto al derecho ajeno es TOLERANCIA



¿Por qué es tan difícil hablar de religión o política en una conversación de sobremesa? La respuesta todos la sabemos, pero pocos la podemos identificar especificamente: por la falta de tolerancia. Aceptar y respetar las creencias o formas de pensar de otra persona cuando son diferentes a las nuestras es difícil. Hay de cosas a cosas, y no debe sorprendernos que haya temas en los que abogaremos siempre en contra por ser peligrosos para la sociedad; incluso la tolerancia en exceso deja de ser virtud. Pero es fácil identificar cuando otra persona no es tolerante con sus adversarios, y yo me he dado cuenta de que la falta de argumentos para debatir un punto es una clara señal de intolerancia. Cuando los argumentos se limitan a un 'no, porque no' o cuando no se acepta que el contrario tiene el beneficio de la duda, y necesita tener las pruebas de absolutamente todo lo que se dice, es también una señal de intolerancia. 

Hay un malentendido común entre los conceptos de tolerancia y de 'mente abierta'. Ser afín a puntos de vista poco comunes (por ejemplo la aceptación de los gays, los matrimonios entre homosexuales, el aborto, la eutanasia, la legalización de las drogas y el ateísmo,  entre otros temas controversiales) no es muestra de tolerancia. La tolerancia es igual a respeto. Hay quienes merecen respeto y hay quienes no. Incluso a mí la palabra "tolerancia" no me gusta mucho, ya que me suena como a soportar (que de hecho de ahí viene la palabra: tolerare) y el soportar o aguantar a alguien me parece un poco como si fuera un suplicio. Respetar las creencias de alguien más incluye la aceptación de que no tenemos que ser iguales o creer lo mismo, mientras no afectemos a otras personas con nuestros ideales; aceptar que no estamos de acuerdo pero que no tenemos que estarlo para vivir en paz; tratar de buscar las similitudes en vez de las diferencias y buscar siempre entender a la otra persona. Es ahi donde pienso que mucha gente se pierde. Es una razón que encuentro muy común para la intolerancia: no ponerse en los zapatos de la otra persona. 

¿Qué importa si al otro le gustan ciertas cosas que a mí no me gustan, o cree en ciertos dogmas en los que yo no creo? Mientras eso no me afecte directamente y no se violen mis derechos, no debería de importarme. Sin embargo conozco mucha gente que se molesta por lo que puedan pensar otras personas. Un ejemplo muy claro son los creyentes y los no creyentes. Quienes creen en Dios culpan a los ateos y a personas con diferentes creencias que la suya, de tragedias que ocurren, y algunos hasta sienten que es su deber evangelizar y convertir a la humanidad a su propia religión, a pesar de que una enseñanza común entre la mayoría de las religiones es amar al prójimo. Y pudiéramos pensar que quienes no son creyentes, y se hacen ver como más abiertos de mente, más tolerantes y más civilizados, no señalarían a los creyentes culpándolos de nada, y sin embargo he escuchado muchísimas veces, de los ateos, que las religiones son el cancer del mundo y la razón por la que no existe paz entre los pueblos. Yo difiero de todo eso que escucho. La razón por la que no hay paz entre los humanos es la intolerancia, de todas índoles. No es particular de ningún grupo social. Los adultos mayores critican a los jóvenes, y viceversa, los blancos se quejan de los negros, y viceversa. Católicos, cristianos, judíos, protestantes, ateos, europeos, asiáticos, americanos, blancos, morenos, negros, homosexuales, heterosexuales, hombres, mujeres, politicos de derecha y de izquierda, y en general todos. Incluso he escuchado muchas criticas contra las personas que no quieren tener hijos, algunos a pesar de estar casados; pero me pregunto ¿a quién puede importarle que el otro quiera o no quiera tener hijos? Piensa lo que quieras de la persona pero por qué juzgar o criticar el hecho de que alguien no quiera hacer algo que es absolutamente personal. Siempre pensamos que el otro está mal, porque si yo soy de una manera y estoy bien ¿cómo el otro, que es diferente, puede estar bien también? 

La intolerancia está en cada uno de nosotros, y si no llegamos a controlarla (algo muy frecuente) es cuando empiezan las riñas, los rencores, las guerras y la violencia. Aceptar las diferencias no quiere decir dejar que todos hagan lo que quieran sin responsabilidad, simplemente significa reconocer que no existe una sola manera de hacer el bien, de llegar a un bien común. La intolerancia es odio injustificado, que hace mucho daño. ¿Qué opinan?

Epílogo:
La nueva campaña de United Colors of Benetton me gustó muchísimo. Siempre han sacado campañas publicitarias que me gustan porque justamente apoyan la tolerancia. Y estas fotos tan polémicas, al igual que el comercial de tv, me parecen buenas expresiones en contra del odio injustificado.