10 años (y razones para ver): El Laberinto del Fauno



El Laberinto del Fauno es una película que se estrenó en el año 2006. Desde la primera vez que la vi en el cine una tarde de viernes, se convirtió en una de mis películas favoritas. Y lo mejor es que cada vez que la volvía a ver me gustaba más y más. Guillermo del Toro se supera a sí mismo como director y escritor con esta obra de arte que merece la pena disfrutar. 

El día de hoy, 29 de diciembre, esta película cumple 10 años de haberse estrenado, y aunque me encantaría escribir 10 extensos posts para poder describir por qué esta película es tan aclamada, preferí escribir un post más breve y describir 10 razones por las cuales se merece todos los reconocimientos que recibió y por qué la recomiendo ampliamente:

1) El Laberinto del Fauno es el regreso de los cuentos de hadas como originalmente fueron concebidos. Antes de que Disney nos invadiera con sus dibujos animados donde recontaba los clásicos cuentos de hadas a su manera, diluyéndolos para que no fueran tan crudos y los niños los pudieran disfrutar más, los cuentos de hadas eran historias que no se retraían con el uso de violencia y crueldad hacia los personajes. Esta película vuelve a esos orígenes y cuenta una historia donde los personajes sufren fisica y psicologicamente dándoles un toque más humano y más creíble al desarrollo de estos. No esperen ver una princesa que termina con un príncipe azul; y el final es al mismo tiempo muy trágico y muy feliz. 

2) La cinematografía es impecable. Mucho se puede  decir de la forma en que Guillermo del Toro cuenta una historia, y tiene que ver con su artística forma de hacerlo. No pierde oportunidad para hacer de cada escena una obra de arte. Esta película tiene belleza en cada toma. Los paisajes, las criaturas, la iluminación, los colores. Todo lo que vemos conlleva un gran esfuerzo detrás para haberse hecho bien. Guillermo Navarro, encargado de la fotografía, se ganó el oscar por esta película.

3) Las actuaciones. Los actores, en su mayoría españoles, se llevan mucho crédito del éxito de esta película. Ivana Baquero, Sergi López, Maribel Verdú, todos hacen un excelente trabajo. Pero yo en particular doy un reconocimiento especial a Doug Jones, quien interpreta al Fauno y al Hombre Pálido. Doug Jones que es estadounidense no habla español, pero si no lo sabes no lo notas en su actuación, pero no aprendió el idioma, memorizó los diálogos de la pelicula; aparte, en todas sus escenas tuvo que utilizar complejos vestuarios y maquillaje que limitaban su movilidad y su visibilidad, sumando a esto los extraños movimientos que tenía que realizar para en verdad parecer una extraña criatura, se necesita de un gran talento que acertadamente Guillermo del Toro vio en él.

4) La historia que cuenta. Que en realidad son dos historias que se unen por un personaje, Ofelia. Ella es quien ve el mundo real en el que vive, y el mundo mágico al que también pertenece pero que tiene que ganarse el derecho de habitar en él. Esta historia se mueve como los engranes de un reloj, con armonía y con ritmo, desarrollandose con elegancia y sin dejar al final cabos sueltos, aunque deja al espectador inseguro si lo que sucedió era realidad o no. 

5) La música. No por nada esta película fue nominada al oscar por mejor banda sonora. Javier Navarrete hace un excelente trabajo dándole un tono muy particular al filme. La banda sonora no es algo que pasa desapercibido y más aun, aporta, como toda buena música, emociones a la historia. 

6) Los personajes. Pudiera pasarme horas hablando de los personajes de esta película. Cada vez que la veo puedo encontrar algo que no conocía del alguno de ellos. Mucho se puede especular de cada uno. Desde el despiadado capitán Vidal, hasta el breve y mudo hombre pálido. De todos puedes inferir un pasado de donde viene. La pequeña Ofelia, quien tiene el arco más importante y es la protagonista de toda esta historia, es un personaje femenino, fuerte, con motivaciones importantes, ya que es la única en la historia a quien le importa lo que suceda en los dos mundos, el real y el fantástico. 

7) El diseño de producción y los efectos visuales. Desde los vestuarios de los monstruos, las hadas, y la manera en que la magia se manifiesta durante la historia, esta película con 10 años de antigüedad sigue muy vigente. Ganadora del oscar por mejor maquillaje, lo que vemos en la pantalla es el resultado de un gran esfuerzo y de ambición por la perfección de parte del director.

8) Las referencias a otros cuentos de hadas. Guillermo del Toro no desperdicia oportunidades de mostrarnos que a pesar de la crueldad y violencia que vemos durante la película, esta sigue siendo un cuento de hadas. Ver al personaje principal referenciando a Alicia en el país de las maravillas, o a Dorothy, o los rebeldes que se asemejan al cazador de Caperucita Roja, esta película está llena de guiños a otras historias que la hacen más interesante. 

9) La narratvia de la película. El laberinto del Fauno no deja de ser un laberinto durante la película. En realidad no es hasta el final que logramos descifrar cómo va a concluir la historia. Guillermo del Toro no tiene miedo de incluir magia inexplicable a su cuento, ni hacer dudar a la audiencia si lo que ven los personajes es real o no. Nos cuenta una historia de manera que no conecta todos los puntos por nosotros, nos deja descubrir y decidir algunos detalles dentro del desenlace final. Y si volvemos a ver la película  podemos ir descubriendo que la manera de contarnos la historia es tan importante como la historia en sí, y que dependiendo de nuestro punto de vista, cualquiera que sea, la historia no deja huecos sin llenar.

10) Porque es una obra maestra de arte puro. Todo en esta película está bien hecho. Se pueden admirar detalles en cada fotograma. Este filme se puede analizar desde muchos puntos de vista: los movimientos de la cámara, los colores en las escenas, lo que representa cada personaje, el momento por el que pasa cada uno, sus arcos, sus diálogos  absolutamente toda la película es digna de análisis.

Esta pelicula no tiene desperdicio. Y a diez años de su estreno vale la pena volverla a ver.





quien sabe ver, ve más

Ir a ver una película al cine en estos tiempos es un volado. Hay tanta basura importada de Estados Unidos y de los grandes estudios, y tanta urgencia por hacer dinero con esas películas que sacrifican los elementos que realmente hacen que valga la pena pagar para ver una película. El problema es que las personas comunes y corrientes no podemos distinguir entre una buena historia y una mala porque los productores se enfocan en impresionar al espectador con costosos efectos visuales que inhiben el buen gusto del consumidor. Desde que somos chicos aprendemos a ver películas en la forma de caricaturas en carne y hueso. Generamos un gusto al ver efectos visuales o maquillajes impresionantes que solo podemos ver en los filmes, cuando en realidad el buen cine se enfoca primordialmente en la historia que nos narra y la manera en que nos la narra. Al perder enfoque en esos dos aspectos dejamos de notar los detalles que hacen que ver una película sea realmente una experiencia. 

Un comercial publicitario de una cadena de cines en México (muchos sabrán a cuál me refiero) que aparece antes de cada película, muestra una secuencia en la que aparecen referencias a muchas películas recreadas en la escena. Durante el movimiento de la cámara alcanzamos reconocer diferentes personajes o escenas de películas, pero solo si conocemos las películas. Aparecen alrededor de 30 referencias en el minuto y medio que dura el comercial, pero estoy seguro que mis papás no reconocerían ni 15; y el slogan del comercial dice “donde los que saben ver, ven más”. Esto es muy cierto, y no solo aplica al cine a donde vayamos a ver alguna película, sino en general. Tener conocimientos previos nos ayuda a apreciar mejor lo que observamos. 

El conocimiento es poder. Esta es una frase que nos alienta a educarnos. El conocimiento sobre algo nos ofrece alternativas para sacar provecho de situaciones que se puedan presentar, y también nos ayuda a disfrutar de las experiencias. Discernir entre buena música y mala música puede ser muy subjetivo si no sabemos nada sobre ritmo, armonía y melodía.  Lo mismo sucede con filmes, literatura, arquitectura, teatro, pintura, etc. Si no se tiene conocimiento, aunque sea básico, cualquier cosa que nos presenten nos puede impresionar, o también podemos quedarnos indiferentes ante una obra maestra. La diferencia entre un critico y un  aficionado es justamente el conocimiento que uno tiene sobre el otro. Al ir a un museo podemos pasar por alto un gran numero de obras maestras, porque no sabemos identificar lo que las hace especiales. Es solo cuando nos explican que nos damos cuenta lo valiosas que son. 

El conocimiento se puede obtener de dos maneras: por el estudio o por la experiencia. Es difícil que una persona promedio tenga el tiempo para estudiar cada tema que le interese, pero es por eso que es importante leer, informarse y buscar experimentar cuanto más se pueda acerca de aquello que disfrutamos. Incluso existen videos en youtube que intentan ayudarnos a ser más perceptivos del arte en diferentes versiones. Pero la experiencia ayuda mucho. Entre más películas vemos podemos comparar lo que nos gusta y lo que no de cada una, y es más fácil identificar cuando un trabajo es mejor que otro. La propia experiencia puede ayudarnos a discernir entre una buena película y una que no vale la pena volver a ver. Lo mismo pasa con los libros. Entre mas leemos, creamos un criterio para evaluar lo que nos gusta, y si encima leemos sobre lo que hace que una obra tenga elegancia y cautive a los lectores, podemos identificar este tipo de cualidades en los ejemplares que llegan a nosotros. Apreciar el arte únicamente se alcanza conociendo de arte; y aunque el arte es muy subjetivo, entre más conocemos mejor podemos explicar por qué nos gusta algo y otras cosas no. Ser experto en arte no es para todos, pero teniendo un mínimo de conocimiento podemos disfrutar mucho más lo que vemos cotidianamente.

La importancia de esta idea que me interesé en escribir radica en la calidad de productos que estamos recibiendo como consumidores. Vivimos en una época en la que los XV años de Rubi genera más ganancias a los medios que noticias sobre éxitos de jóvenes mexicanos en eventos mundiales. Películas de la talla de Pixels, que tiene pésimas reseñas de críticos y público en general, genera mucho más dinero que Birdman, una película en la que podemos apreciar muchísimo arte bien hecho. En nuestra realidad existe mucha ignorancia que limita nuestra capacidad de apreciación. Algo de lo que disfruto mucho es escuchar a alguien que me cuente temas sobre los que no sé tanto. Aprender nos ayuda a poner atención de nuestro alrededor.  Si podemos ver la belleza en las cosas, despertamos el interés en ellas. Entre más cultos somos, más apreciamos el mundo. Creo que esa es la mejor manera de incentivar a alguien a leer, a aprender, a conocer más.




 

17 y 34

Como hace dos años, hoy quiero hacer una reflexión de mi vida en el día de mi cumpleaños, comparándola con lo que era cuando tenía 17 años. A esa edad empecé a tomar. En mi fiesta de cumpleaños fue mi primera borrachera. Muchos de mis amigos se acuerdan de eso muy bien. Y también a esa edad fue cuando viajé a Irlanda, a Galway, para estudiar 6 meses. Esa fue una de las experiencias que más ha cambiado mi vida. No creo exagerar cuando digo que yo soy alguien antes de ese viaje y otro después. Conocí a gente muy diferente a mí, con ideas, valores y sentimientos que yo no compartía en absoluto y me cambió totalmente mi forma de ver el mundo. El cambio de milenio del que tanto se hablaba en aquel entonces fue como una premonición del cambio que venía en mi vida.
 
A esa edad fue la primera vez que viví lejos de mis papás y tuve responsabilidad completa de mis decisiones. Viajé con amigos a varios países de Europa y tuvimos que planear todo nosotros solos, cuidarnos entre nosotros, organizarnos, decidir. Cuando regresé a Monterrey, sentía que podía valerme por mí mismo. Me sentía más independiente. Ya no me asustaba hablar de tabúes. Me sentía más libre. Y creía que ya había alcanzado la sabiduría. Me volví más abierto de mente y creía que por eso era mejor que otras personas. Ya no era parte de la sociedad donde vivía, había visto a las personas que proyectaban las sombras al otro lado del muro. Pero obviamente seguir estando muy pendejo. 

Ahora, 17 años después de haberme ido puedo ver que a pesar de que me faltaban muchas cosas por aprender (y obviamente todavía me falta mucho más a los 34 años) creo que en esa edad comencé a despertar. Fue en ese viaje que poco a poco me fui convirtiendo en quien ahora soy. Solo un amigo que conocí en ese viaje me felicita en mis cumpleaños, pero todas las personas con las que conviví me forjaron de alguna manera. Sí puedo decir que hoy me parezco más al Chema de 17 años que al de 16. Pero aun así no me reconocería hubiera visto como soy hoy hace 17 años. Mis festejos cambiaron mucho de ese entonces a ahora, pero me digo juntando con amigos, solo que en menos cantidad, y en vez de empezar a tomar a las 11 de la noche, comenzamos más temprano. 


Hoy me voy a dormir un año más viejo, pensando que llevo la mitad de mi vida viendo el mundo de otra manera de la que lo veía antes. Y pensando que las decisiones que tomo hoy, siguen moldeando lo que voy a ser, años en el futuro.