X-Men, metáfora de problemas reales



El jueves pasado fui a ver X-Men: First Class. La película no me decepcionó en absoluto, la volví a ver el viernes. Con buenas actuaciones, buen reparto y excelente trama, la precuela de la saga nos muestra los inicios de la agrupación y los inicios igualmente de los enemigos de esta. Más a gran escala, muestra los inicios de la organización de los mutantes para influenciar en la politica internacional y llevar a cabo planes que los beneficien.

La película empieza con la escena exacta con la que inicia la primera película de X-Men del año 2000. En un campo de concentración en Polonia sucede una tragedia donde un niño es separado de su madre y al tratar de permanecer con ella desbarata una reja metálica sin tocarla. En la película original, después de ese suceso, nos adelantábamos a tiempos presentes cuando ese niño ya era un adulto mayor. En esta nueva película se muestra lo que sucedió después ahi mismo en el campo de concentración. Y lo que sucedía a ese mismo tiempo en otro lugar, donde Charles Xavier (el Profesor X), todavía pequeño, vivía con muchos lujos en Estados Unidos.

La película nos lleva a entender por qué Magneto tiene tanta rabia en su interior. El campo de concentración con los recluidos marcados con tinta en el brazo, nos muestra una clara comparación de la intolerancia que la Alemania nazi tenía contra los judíos, homosexuales y personas de color, con la intolerancia que se muestra contra los mutantes en la película. Esa metáfora me parece muy apegada a la realidad de lo que los humanos somos capaces de hacer cuando no entendemos que lo que nos hace diferentes no nos debe de molestar, porque en realidad no nos afecta.

Esta película me gustó mucho porque nos muestra los errores comunes en los que caemos como sociedad. Xavier quiere la armonía entre humanos y mutantes, pero no le gusta que sean diferentes,  incluso lo vemos inseguro de mostrar sus capacidades de mutante, y no acepta del todo a Mystique,  preferiría que ella no fuera azul y extraña. Magneto acepta a los mutantes tal y como son (un acierto que le da mucha autoridad moral) sin ponerles ningún 'pero', mas no acepta a nadie más que a los mutantes, lo que lo hace intolerante. 

Por otro lado vemos a los mutantes jóvenes que apenas están aprendiendo a vivir con sus mutaciones. Estos muestran las diferentes formas de afrontar los problemas comunes que cualquiera llega a sentir cuando está madurando. No ser aceptado en la sociedad y tener que ser parte de ella. Aparte de tener poderes que te hacen superior pero que tienes que aprender a controlar y a ejercitar para poder sacarles provecho. Estas situaciones hacen de esta película un ejemplo de lo que vemos regularmente en el mundo. Así somos. 

Creemos que lo que nos molesta de otros es su creencia religiosa, o su visión izquierdista o de ultra derecha. Creemos que nos molesta un color de piel, una nacionalidad o un determinado grupo social. Pero lo que en realidad nos molesta es la intolerancia que esas personas tienen hacia los que no creen lo que ellos creen, los que no ven las cosas desde su punto de vista, los que nos ven sospechoso por no ser su mismo color, o porque no pertenecemos a su circulo social. Nos criticamos los unos a los otros diciendo que no nos cane bien porque nos juzgan antes de conocernos, sin darnos cuenta que es lo mismo que hacemos con los demás. Y damos por hecho que no se puede cambiar al mundo entero, y por lo tanto no vale la pena hacer el esfuerzo. Mejor lo arreglamos a nuestra manera, pésele a quien le pese. Nos encerramos en un círculo vicioso difícil de romper.

En esta historia de X-Men hay tres tipos de personas, los humanos que creen que los mutantes no deben de existir, los mutantes que creen que los humanos no deben de existir, y los mutantes y humanos que creen que todos podemos coexistir. Si analizamos las razones de cada uno veremos que los que menos tienen razón son los humanos intolerantes, y esto lo hemos visto siempre a traves de la historia, las minorías siempre son víctimas. Pero luego viene el segundo grupo, el de las minorías que se sienten agredidos por cualquier cosa que tenga que ver con el tipo de personas que los agreden, incluso si lo único que los vincula a ese grupo es su apariencia física. Y para tratar de calmar las agresiones están los de en medio, que se dan cuenta de que ninguno de los dos primeros grupos tiene la razón. 

X-Men: First Class me pareció una excelente historia. La explicación del pasado de los personajes principales del universo de los X-Men nos hace ver sus raíces, sus razones de ser como son; sus cicatrices. La película es divertida, entretenida, con buenos efectos y, mejor aún, con efectos especiales justificables. Me hizo reír, me dio angustia en algunas partes, me hizo sentir lástima por algunos personajes, pero sobre todo me hizo reflexionar sobre lo que nos lleva a odiar a otros, pero más importante, sobre lo que nos lleva a querer ser mejores y luchar contra las adversidades que nos toca vivir.

Un saludo a todos los que disfrutan de este tipo de películas.


2 comentarios:

MCF dijo...

Este género de películas me encanta porque tiene de todo, una temática interesante y actual, te entretiene visual y auditivamente, y te envuelve haciéndote sentir muchos tipos de emociones y sales del cine con una buena sensación.
Muy buena tu analogía de X-men con la situación que vivimos, y la forma en que "desmenuzas" los diferentes temas y partes de la película me pareció muy acertada.

José María Hdz dijo...

Hola, Mariana, gracias por comentar. Hoy volvi a ver la pelicula. No me canso de verla todavia. este tipo de peliculas que como dices te hace sentirte de diferentes maneras es el tipo de peliculas que vale la pena ver, donde se ve la como cambain los personajes a traves de la pelicula.
Te mando saludos.