“Ten cuidado con lo que deseas” dicen por ahí. “Hay más lágrimas derramadas por los deseos cumplidos que por los no cumplidos”. Creo que tienen razón.
Hay muchas historias donde el poder de hacer cambiar la realidad a voluntad sólo trae problemas. Y eso es porque no podemos ver más allá de nosotros. Sólo queremos cambiar a nuestro antojo y beneficio algo que no nos parece para hacernos la vida más fácil. Pero se nos olvida que existe un balance, y se nos olvida que existen consecuencias para cada acto. No se puede obtener todo sin un costo, y para que alguien se beneficie sin nada de esfuerzo, alguien más tiene que ser perjudicado. No somos capaces de ver que lo que tanto queremos puede afectarnos.
El ejemplo de este tipo de relatos que más recuerdo es una donde un genio concedía, como siempre, tres deseos. Hay tres personajes dentro de la historia a los que el genio les concede lo que deseen. Los personajes terminaban desperdiciando sus oportunidades, y dos de ellos morían por los deseos concedidos. El último de los tres se da cuenta que las personas fallan en sus intentos porque son muy egoístas. Concluye que para no afectarse a sí mismo, lo que tiene que hacer el usar sus deseos para beneficiar a los demás. Por lo tanto para su primer su primer deseo pide que haya paz en la Tierra, y el genio desaparece a todos los humanos del planeta. El hombre se enoja, ya que él no quería eso, pero el genio le contesta que no fue especifico, y por lo tanto el segundo deseo del personaje es no haber realizado el primer deseo.
Para su último deseo comienza a escribir una lista para que no se le pase ningún detalle y poder realizar el deseo perfecto y que toda la humanidad se beneficie. Se decía a sí mismo: si soy cuidadoso podría acabar con las guerras, el hambre en el mundo, el sufrimiento y lograría un mundo mejor.
Al contarle la situación a su compañera, esta no se muestra escéptica, pero él insiste insiste en que su deseo mejorara el mundo y acabará con los males. Al ver su cara de desaprobación le pregunta cuál es el problema, y ella le contesta que tal vez sea ese el propósito de nuestras vidas aquí en la Tierra, que tal vez eso que quiere es algo que debemos de alcanzar nosotros mismos, y no algo que pueda alguien arreglar por arte de magia. El hombre reflexiona sobre eso y al final decide no hacer su deseo.
Después de meditar mucho tiempo esta historia, me puse a imaginar qué pediría yo si tuviera tres deseos. Pensando en fama, dinero, trabajo, amor, bienestar, etc., también pensaba en los errores que pudiera cometer deseando cada una de esas cosas y las consecuencias que traerían. Supuse que muy probablemente mi primer deseo saldría muy mal y tendría que utilizar mi segundo deseo para enmendar el primero, por lo que sólo me quedaría un deseo. Medité y medité qué podría pedir yo sin afectarme a mí mismo o a los demás, y llegué a la conclusión de que únicamente había un deseo que pudiera realizar y aún así lograr eso: ser feliz.
Por lo tanto decidí que si sólo tuviera un deseo, mi deseo sería ser feliz. Esa respuesta me satisfizo y quedé muy contento con mi decisión. Apenas pensé en aquello y se dibujo una sonrisa en mi cara. No, no era mi deseo volviéndose realidad. Simplemente me di cuenta que acababa de desperdiciar mi deseo, igual que todas las personas de los cuentos. Desperdicié mi deseo porque me di cuenta que ya soy feliz, sin necesidad de un genio. Y la prueba de eso es que, si pudiera, no cambiaría nada en mi vida.
2 comentarios:
Tienes tanta razón Chema... La primera vez que conocí MTY me gustó mucho la ciudad, tanto así que regrese a mi casa y le dije a mis papas un día voy a vivir en MTY, ahora comprendo que ese deseo no me hace tan feliz como pensé y no porque no me guste MTY, si no porque extraño tanto mi ciudad, mi vida, mis amigos y sobre todo la parte de familia que esta allá. Ahora entiendo que lo que uno desea no necesariamente cuando se cumple trae toda la felicidad que se espera.
Karla Ivette RM (No soy anónima)=)
La felicidad está en nosotros. Lo de afuera puede ayudar o dificultar las cosas, pero en realidad está en nosotros ser felices o no.
Saludos.
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