La presión social es cara

Estoy escribiendo esto mientras compramos la despensa. Estamos en el supermercado que nos queda cerca y como es domingo vemos a muchas familias comprando juntos. Una de ellas me llama la atención en particular. Tres niños de diferentes edades, cada uno con una bolsa de plástico inflada y con un nudo, jugando mientras sus papás escogen la fruta. Creo que es la primera vez en años que veo niños jugando como si no existieran juguetes ni tecnología, persiguiéndose, golpeando el globo hechizo para que le pegue en la cara a su hermano, aventado la bolsa lo más alto que puedan y tratando de cacharla. Jugando con bolsas sin que nadie se burle de ellos, o a expensas de eso. Es un alivio ver esto, parece que no existieran niños que no tuvieran incluido ya su iPad, que parece ser el único remedio contra el aburrimiento o contra la desobediencia. No es que no deban de tener un iPad, sino que deben de poder divertirse con bolsas de plástico infladas. Me pongo a pensar en la cantidad de dinero que gastan los papás para darles juguetes y iPads a los niños para hacerlos felices. También me pone a pensar si los papás de los niños que siempre traen su iPad les compran ese aparato para que sus hijos jueguen o para que los otros papás vean que pueden comprarlo. 

Desde niños aprendemos lo que es la convivencia, y aprendemos que hay personas que tienen cosas que otros no pueden tener. Desde chicos aprendemos las “categorías” que marca el dinero y aprendemos a darle más valor del que en realidad tiene. Educar a los niños sobre este tema es responsabilidad de los papás, pero al parecer no a muchos de ellos les importa. Al parecer mucha gente aprendió que importa más cómo te ven los demás, y qué opinión generas con tu parecer que lo que realmente piensas, haces y dices, y es eso lo que quieren que aprendan sus hijos. Y aunque lamentablemente vivimos en una sociedad en la que generalmente te juzgan por lo que llevas puesto y lo que usas en vez de tus habilidades y tus gestas, deberíamos de ser capaces de evitar creer en esta falacia y que esto es lo correcto. Los oficios de atención a clientes y ventas requieren una impecable presencia ya que lo que tratan de evitar es que el cliente cree un juicio negativo antes de entablar una conversación. Sin embargo vale la pena tener conciencia de que una cosa es el trabajo y otra nuestra vida personal y nuestra relación con otras personas, o evaluar qué beneficios nos trae las cosas que queremos. Vestir a la moda, por ejemplo. Lo hacemos por cómo nos sentimos nosotros o por cómo nos ven los demás. Comprar un coche caro: lo hacemos por los beneficios del coche en sí, o por la opinión de otras personas sobre eso. 

Hace poco releí un artículo que recibí en mi correo hace mucho que hablaba sobre un
supervisor de restaurantes que usaba un teléfono celular fuera de moda y que no lo cambiaba porque le daba buen servicio, sin embargo era ridiculizado. Terminó cambiándolo por las criticas y burlas de sus colegas. Y hablaba sobre la inseguridad de las personas y el gran costo monetario que les representa. Razón no le falta a este articulo, poca gente usa ropa de marca por la comodidad de esta, y en muchos casos la satisfacción de cambiar un coche, comprar un celular, comprar una casa, etc, viene más por la aceptación de las demás personas que por el beneficio que trae lo comprado (y por eso Facebook tiene tanto éxito). Entender que el vacío que sentimos cuando no tenemos algo no va a ser llenado con ese algo que queremos (por lo menos no permanentemente), nos quita un problema de encima, porque estar al día con la tecnología y la moda es el negocio de quienes lo crean, mantenerte insatisfecho es su manera de sobrevivir, por lo tanto tenemos que seguir gastando dinero en algo que vamos a desechar en poco tiempo. 

Saber que no eres lo que tienes o lo que te pones encima te ayuda a evitar estrés. Siempre va a haber alguien que tenga algo que tu no puedes tener; aceptar eso te libera de la presión social. Creer que eres más porque tienes algo que el otro no tiene, te ayuda a sentirte más importante, pero solo momentáneamente. Tener una buena impresión de nosotros mismos no cuesta nada, aparentarla ante los demás sí. 

Querer algo porque te gusta, porque lo necesitas o porque eres mejor con eso, está bien, solo que hay que trabajar para obtenerlo. Pero querer algo para evitar criticas de los amigos o generar impresiones en ellos, eso es una fuente de insatisfacción. Conviene más cambiar de amigos que cambiar nuestra mentalidad. 


Eso que los niños del supermercado están aprendiendo les va a ayudar mucho cuando sus amigos se burlen de sus preferencias. Van a ser ellos mismos con o sin un iPhone; y si llegan a tener uno, no van a sufrir si se los quitan. Tener la capacidad de disfrutar las cosas simples, evita la necesidad de gastar dinero para distraerse. Eso es algo raro en este tiempo. Y por eso mismo vale mucho. 

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