Niños hinchas

El domingo pasado se jugó la final del futbol mexicano entre dos equipos de la misma ciudad. Fue la primera vez que pasó aunque ya habíamos tenido el riesgo de que esto sucediera en el pasado. Cada vez que había peligro de que estos dos acérrimos rivales disputaran la final comenzaba el nervio de pensar que pudieran enfrentarse en un juego tan importante y lo que ocasionaría entre los aficionados de estos equipos que son muy apasionados. “No estamos preparados para tener una final regia” , decían. Afortunadamente el domingo pasado la razón pudo más que la pasión y no hubo ningún incidente qué lamentar. Los Tigres de la U.A.N.L. ganaron y la porra de los Rayados no golpearon a nadie; el día de hoy hubo muchos memes celebrando a los Tigres, pero muy pocos memes burlándose de los Rayados; hace algunos años cuando se enfrentaban en temporada regular llovían memes antes y sobre todo después del partido, cuando ya había un perdedor de quién burlarse. La gente incluso grababa videos de sí mismos burlándose del contrario. Está vez nos vimos muy civilizados como ciudad, lo que agradezco y celebro personalmente. 

Lo que no dejé de ver, como siempre y como en cualquier deporte, fueron las fotos de papás aficionados que visten a sus hijos con la camisa del equipo que apoyan. Siempre me ha parecido un poco egocéntrico y presuntuoso querer que tu hijo apoye al mismo equipo que tú porque es tu hijo. También me da lástima que mucha gente no escoge sus equipos, porque solo repiten lo que sus papás les enseñaron antes de que pudieran pensar por sí mismos (aunque, bueno, es justamente lo que nos hacen a todos con ideas más absurdas en cada una de las religiones del mundo). Pero lo que me preocupa en este caso no es que las personas escojan por sus hijos los equipos que van a apoyar acaloradamente, sino que no les importa inculcarles otros valores más importantes de la misma manera. Y estoy hablando justamente lo que tiene que ver con los deportes. 

Apoyando a su equipo incondicionalmente aprenden a no solo alegrarse por las victorias
de sus equipos, sino a alegrarse por las derrotas del equipo contrario también. A burlarse del otro si pierde, incluso si no jugo contra tu equipo. A defender a tu equipo como si fuera tu familia, pelear con otras personas si se burlan de tus colores o cuando te ganen; llora las derrotas incluso cuando tienes dos torneos al año y 17 partidos cada 6 meses, sin contar la liguilla y los otros torneos que también juegan ¡es ridículo! Enseñan a apoyar a su equipo ante todo, lo que está muy bien, pero luego no se preocupan por inculcarles el amor propio, a soportar las burlas de los compañeros: no te dejes de los Tigres, o de los Rayados, pero cómprate la ropa cara para que no te digan nada en la escuela. Regresa los insultos que le hagan a tu equipo, pero insúltalos y búrlate de ellos cuando pierdan, incluso si es en tu propia familia. Siente la satisfacción de hacerlos pasar corajes.

No digo que eso no debería de existir, el apoyo a los equipos es algo pasional que te hace pertenecer a algo, parte de una comunidad, pero solo cuando ya puedes usar la razón, cuando eres adulto; no creo que enseñar a niños a ser así y a educarlos en ese ambiente sea en absoluto algo positivo. Los niños no tienen la capacidad de discernir entre lo que es importante para ellos y lo que es solo un espectáculo. Creo que podemos enseñarles a apoyar a un equipo en las buenas y en las malas, pero que la familia es primero y se debe de respetar antes que al equipo. Que puedes festejar el triunfo de tu equipo en el clásico, e incluso burlarte del contrario, pero tendrás que aguantar las burlas cuando inevitablemente tu equipo pierda alguna vez. Y que jamás debes de llegar a los golpes por algo tan poco importante como un partido de futbol en el que tú ni siquiera participas. Que el mismo valor que nos inspira pintarnos la cara, gritar y vestirnos de cierta manera y no de otra para pertenecer a un grupo, es el mismo valor que debemos de tener para enfrentarnos a los que nos critican, y hacer oídos sordos y respetarte tal como eres. 


Yo creo que el deporte nos da muchas oportunidades para educar a nuestros hijos. Hay muchas situaciones en el deporte que nos ayudan a ser mejores personas, mucho aprendizaje. Sin embargo es muy fácil caer en el fanatismo, en la intolerancia, en el odio absurdo hacia otras personas. Podemos empezar con no obsesionarnos por que nuestros hijos sigan a nuestro equipo, y escoger mejor lo que queremos que copien de nosotros.  




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