Se callaron muchas bocas

 Desde hace varios años, cada vez que había la posibilidad de que Tigres y Rayados disputaran una final, las pláticas de sobremesa se enfocaban en el peligro de que esto sucediera. “La ciudad no está preparada para esto” decían burlándose de la fuerte rivalidad que existe entre los dos equipos. Después salía el comentario sobre la teoría de conspiración que indicaba que no era redituable que hubiera una final regia: las televisoras y los patrocinadores perderían mucho dinero, es mejor que un equipo de Monterrey se enfrente a otro de otra parte del país para que así más gente vea la final. Está acusación de que el futbol mexicano estaba arreglado no venía sin fundamentos. No pocas veces hemos visto cómo algunos partidos parecen estar amañados por los árbitros para favorecer algún equipo en particular; y este equipo, por lo general, es el América, de quien Televisa es dueño. Pero a pesar de la evidente ayuda que recibe ese equipo en algunas ocasiones, yo todavía me reservo de acusar robo sin que se haya disputado el partido. Si no hay faltas injustificadas, o expulsiones exageradas, si no hay marcas polémicas o minutos agregados sin fundamentos, entonces no incrimino a nadie, aunque gane quién normalmente haga trampa. Es muy fácil engañarnos para culpar a alguien de la derrota del equipo que apoyamos. 

Por eso, este año, cuando los Tigres y los Rayados pasaron a semifinales contra el America y el Morelia respectivamente, empecé a escuchar otra vez la teoría de que no iban a llegar a la final los dos equipos regiomontanos, a pesar de ser el numero 1 y el numero 2 en la tabla. La razón era “lógica”, es más redituable económicamente una final en la que jueguen las Águilas del América, que los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo Leon, porque así involucrarías en el juego a muchísima más gente que no vería el partido si no juega su equipo favorito. Entonces estaba cantado, o los Rayados del Monterrey o los Tigres de la U.A.N.L. no pasarían a la final, todo era cuestión de negocios; el dinero manda. 

Pero como ya sabemos, eso no sucedió. Ambos equipos regiomontanos ganaron la semifinal, y se disputó por primera vez en la historia de la ciudad una final totalmente en casa. Los dos estadios estuvieron llenos, y los Tigres ganaron el partido de vuelta en el estadio de los Rayados. Por donde se le quiera ver, no hubo ninguna conspiración para favorecer a nadie. (O ¿será que las televisoras querían la final regia para obtener un rating menor?)

El otro mito que se derrumbó fue el de que sería una batalla campal al final del juego porque quien perdiera haría trifulcas y desmanes atacando a los ganadores. Afortunadamente hubo saldo blanco. Ni siquiera las burlas hacia el contrario fueron tan ofensivas como en otros clásicos del pasado. Los aficionados mostraron mucho respeto, los jugadores campeones no hicieron burla de nada, e incluso muchas declaraciones de estos últimos al final del partido fueron muy loables, alentando a la gente a no burlarse del contrario, pidiendo que se tome conciencia del problema de “bullying” y que se festejara que el título se quedó en Monterrey, que los equipos habían demostrado ser los mejores del país y que eso era más importante que la rivalidad entre ambos clubes. 

Solo puedo especular qué hubiera pasado si hubiera ganado los Rayados. Muy probablemente hubiera sido la misma historia, sin burlas exageradas ni pleitos por mofas, pero no podemos negar que lejos de ser el equipo más respetuoso de la liga, el Monterrey siempre se ha burlado de los Tigres cuando quedaban campeones incluso cuando ni siquiera habían jugado contra ellos. Por alguna extraña razón disfrutaban festejar sus triunfos burlándose de los Tigres. Y aunque siempre es lo mismo para un lado que para el otro (los Tigres tampoco son los más educados) cuando juegan el clásico, sí se nota (y se notó especialmente en esta final) la diferencia entre los festejos de los Tigres contra el de los Rayados. Tigres parecía más festejar su victoria que la derrota del otro, y eso se agradece. 


Quiero dejar claro que a mi el futbol me deja indiferente. Cuando comento algo que tiene que ver con este deporte es porque me interesan otros temas que se involucran. Es muy difícil ignorar un aspecto que está sumamente arraigado en la cultura de la ciudad y del país y que impacta la vida de tantas personas como lo es el futbol soccer. Por eso me da gusto poder reflexionar algo positivo de esta final que sin duda nos unió más como ciudad de lo que nos pudo haber dividido.  



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