Regalo de Navidad



Mi abuela paterna murió el año pasado. Tenía 96 años. Sus últimos días estuvo acostada en su cama. De hecho sus últimos años sólo estuvo en dos posiciones: o sentada en su mecedora, o acostada en su cama. Poco a poco, desde que llegó a la edad de 80 años, fue olvidando cosas. Iba recordando cada vez menos palabras y se tardaba en contestar en una conversación, pensando en lo que quería decir.

Yo quise mucho a mi abuela toda mi vida, pero los últimos años no podía hacer más que acompañarla porque ya estaba casi todo el tiempo dormida, y cuando no, no hablaba y no podía saber si me entendía.

En la Navidad del 2002 mi abuela todavía estaba consciente, aunque ya no platicaba nada y solo le salían algunas palabras como "si", "no" e "hija" (llamando a mi tía Lourdes, que era quien la cuidaba). Gestos, asientos con la cabeza, y sonidos eran sus únicos modos de comunicarse.

En un momento de la noche yo estuve sentado con ella. Mis tías no se separaban ni un instante. No sé qué fue lo que estuve pensando pero viendo a mi abuela me dieron ganas de decirle que la quería. Tal vez sentí que podía ser que pronto muriera y no la volvería a ver. Tal vez me llegó el espíritu navideño, no sé, pero no quise dejar pasar la oportunidad de decirle que la quería.

Esperé a que mis tías se distrajeran y se fueran a otro lugar para que no me oyeran, porque me daba pena demostrar mi cariño sincero enfrente de otras personas, pero cada vez que una se iba venía otra y yo nunca encontraba el momento de poder decirle a mi abuela nada.

Al fin me quité la pena y aprovechando que sólo estaba mi tía Mariángeles a mi lado, y así por lo menos no me escucharía tanta gente, le dije a mi abuela: "Te quiero mucho."

Qué grande fue mi sorpresa cuando mi abuela contestó inmediatamente "Yo también".

Hasta mi tía que estaba a un lado me dijo "oye, mira, le salieron sus palabras". Yo me sentí lleno. No esperaba que dijera absolutamente nada. De hecho la miré a los ojos para poder notar alguna reacción, porque pensé que esa sería su única respuesta. Pero no. Me respondió claramente y sin tomarse tiempo para pensar. En ese momento la quise todavía más, y me sentí muy orgulloso de haberle dicho eso.

Cinco años y medio después mi abuela nos dejó, y la Navidad del 2008 fue la primera en mi vida que ella no estuvo con nosotros. Pero cada Navidad recuerdo con mucha alegría el regalo que me dio esa Nochebuena. Fue el mejor regalo que me dieron esa Navidad, y también el mejor de cualquiera.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jose María no tengo palabras para esto.. es tan extraño.. mueves en mí el recuerdo mas dificíl de mi vida....

KIRM

José María Hdz dijo...

Eso pasa cuando nos identificamos con sentimientos ajenos. Espero que te haya ayudado a que tu recuerdo no sea tan dificil.
Saludos Karlita, gracias por leer y comentar.

Unknown dijo...

Me hizo recordar todo lo que vivi con mi abuelito!